De los hilillos de plastilina a la fiesta siciliana

EL día que se hundió el “Prestige”, aquel petrolero que expulsaba hilillos de plastilina, Álvarez-Cascos andaba por el monte de cacería. Su apariencia era más la de un ministro del Interior que la del responsable de Fomento, pero esa cartera era la que ocupaba, así que por pura lógica le cayó la del pulpo. A Matteo Salvini también le ha caído la del pulpo –o como se diga en italiano–, pues, pese a su apariencia de prófugo de la justicia, es el titular de Interior y la noche que se derrumbó el puente de Génova se fue de fiesta a Sicilia. Teatrero como buen italiano, asegura que quienes le atacan son “chacales de la izquierda”. ¡Qué poca valentía! Con lo fácil que hubiese sido reconocer que le temblaron las piernas al pensar en marcharse de la fiesta antes de tiempo, porque ya se sabe las consecuencias que tiene hacer un desplante de ese tipo a los sicilianos.    

De los hilillos de plastilina a la fiesta siciliana

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