Varufakis camina por Europa como si fuese a tomar un café con los amigos. El susurrador, Jeroen Dijssebloen –el hombre que nunca se ríe con cara de contable–, presidente del Eurogrupo, le dice al oído que está cometiendo un error. Es una pena porque es joven; espero que tenga una cara “b” más jovial, que lo saque de ese tono gris, profundo y de cura que quiere conservar el pecado para seguir ganado fieles.
Mientras, la lluvia fina que no ha parado en todo el día, nos depara un nombre, Rodez; aunque está asociado a un queso del sur de Francia a mí me sugiere a Antonin Artaud y su Cuaderno de Rodez: “Es mi modestia la que hizo nacer mi orgullo”. No estaría mal que lo oyesen los europeos que negocian la ruina de Grecia.
Y Monk, Thelonius, músico y también un bar de Vigo, tocando el piano con un fusil en bandolera. De noche han pactado, han llegado a un acuerdo de palabras oscuras, a un acuerdo dentro de Babel. Solo reconozco, entre tanta lluvia y ruido, la palabra prórroga. Solo por cómo camina Varufakis debería tener razón, es un orgullo que reconocemos, todavía no en conserva. Él es nuestro semejante, el hombre de negro no. El ministro de Finanzas griego camina sobre brasas de fuego con bastante elegancia despreocupada, como si caminase con Homero al lado, mientras le gritan: ¡Hay que pagar lo que se debe! ¡Hay que cumplir la palabra dada! Como si Europa, la roñosa, cumpliese siempre lo que dice.
Un crep de chocolate y nata remata el día con el eclecticismo francés de Holland, navegando a dos o tres aguas, según convenga. Un crep no es comida, pero es muy culto pedirlo; además el chocolate era belga, como el cura europeo.
Habíamos dejado atrás el Alfajeme, un barco naufragado en una glorieta, bajo la protesta de ese pueblo al que solo le hacen caso cuando hay que votar.
El Alfajeme está vacío, inútil, como ese arte nihilista y caro que llena esos “nuevos jardines” de toda España como símbolo de nuestro europeísmo insípido y recortado. Llovió todo el día como un recuerdo al mar, ese mar que siempre dio esperanza y comunicó personas.
Al día siguiente en las fotos ya se ríen con Grecia, no vaya a ser que cunda el ejemplo.