Quien siembra vientos recoge tempestades y la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, con su negativa a recordar con una pancarta el asesinato de Miguel Ángel Blanco, se encontró ayer, en el acto institucional en recuerdo del concejal de Ermua asesinado por ETA, con un auténtico huracán. Fueron muchos los presentes que, al verla, no dejaron de abuchearla, recriminándole su falta de sensibilidad. Y eso que la buena de Carmena ya había rectificado, tras comprobar como fueron muy pocos los que comprendieron su actitud. Es cierto que todas las víctimas merecen el mismo reconocimiento, pero también es verdad de que lo que ahora se recuerda es el 20 aniversario de un crimen, como todos, cobarde y salvaje, y que, homenajeando a Blanco, también se homenajea a todos los asesinados.