El cuponazo

Cuando se celebró la sesión de investidura –octubre, 2016– el portavoz del PNV, Aitor Esteban, en su intervención acudió al refranero español que adaptó para la ocasión: “Si bien me quieres, Mariano, da menos leña y más grano”. Fue una forma elegante de reprochar al candidato que no tuviera “gestos” hacia el nacionalismo vasco para consensuar acuerdos y mejorar la relación con la autonomía.
En la réplica, el candidato Rajoy le contestó con una rima que no alcanza la belleza de la expresión poética, pero estaba en la línea de la intervención del político vasco: “Si quieres grano, Aitór, te dejaré mi tractor”. Con esta metáfora quería decir que no hay que pedir sin más, con las peticiones hay que dar algo a cambio.
Los nacionalistas vascos votaron en contra de la investidura de Rajoy, pero el requiebro político de su portavoz parecía vaticinar un entendimiento futuro que se produjo la semana pasada con el apoyo a los Presupuestos a cambio de “menos leña y más grano”. Rajoy ordenó revisar a la baja la regalía del Cupo vasco –la cantidad que aportan por los servicios que reciben del Estado– y los cinco escaños del PNV cosecharon una cantidad de “grano” equivalente a casi la mitad del presupuesto de la Xunta este año, 4.245 millones de euros, además del impulso al AVE y la rebaja de la factura eléctrica para las empresas. Un gran “cuponazo”.
Vascos y catalanes apostaron fuerte en el casino político nacional y, como la banca, siempre ganan porque PP y PSOE optaron por ceder al chantaje nacionalista antes que entenderse entre ellos en asuntos de Estado relevantes, como los Presupuestos. Pero concesiones como esta -la de Canarias ofende menos- quiebran el principio de solidaridad interterritorial, la transferencia de rentas de las regiones más ricas a las más pobres, que es la base de la cohesión y la estabilidad y unidad del país.
A la espera de la nueva factura que pase Cataluña –ya cuenta con 4.000 millones–, todo indica que a las autonomías no les queda más salida que adoptar aquel otro principio que un paisano gallego expresaba en latín macarrónico: ”unusquisque arreglet se”, que deja a las comunidades que cumplen, como Galicia, agraviadas y desprotegidas.
Dicho esto, una pregunta ingenua: los diputados de En Marea que dicen ser nacionalistas y tener autonomía, ¿cuándo harán valer el peso de sus votos para traer unos euros para Galicia? Hermano Lobo solía responder “El año que viene si Dios quiere”.

El cuponazo

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