Universidades privadas

lgo falla en la cadena educativa cuando empresas de distintos sectores no encuentran trabajadores con la formación adecuada al perfil de sus puestos de trabajo, cuando el 30 por cien de los titulados no encuentra empleo al graduarse y un 37,6 trabaja en puestos que están por debajo de su cualificación.  
Seguramente a las universidades -y a la Formación Profesional- les falta auscultar el presente para conocer las necesidades de la empresa de hoy y un análisis prospectivo para “descubrir” como será el mercado laboral del mañana -los empleos que hoy no existen- para ajustar después sus programas de estudio a esos perfiles profesionales. 
En auscultar el presente y explorar el futuro anda el Centro de Estudios Superiores Universitarios de Galicia (Cesuga) que en julio abrió sus puertas a un grupo de empresarios gallegos para consolidar y mejorar su proyecto de formación universitaria que imparte en A Coruña desde hace 25 años. 
Este respaldo empresarial marcará la pauta para que el centro adecúe la oferta formativa de grados –actualmente imparte cuatro validados por la Universidad San Jorge de Zaragoza–, masteres y doctorados a las necesidades reales del mercado laboral, dinámico y cambiante. Tiene buena pinta. El apoyo empresarial a Cesuga enriquecerá su modelo docente y ajustará sus planes y programas a las demandas y necesidades de las empresas.  
Cesuga no va a estar sola. La Xunta tramita el proyecto de la Universidad Intercontinental de la Empresa promovido por Abanca que iniciará su actividad con cuatro grados, cuatro masteres y dos programas de doctorado vinculados al sector financiero y empresarial. También pinta bien este proyecto que, además, cuenta con el respaldo de la entidad financiera. 
Sentencia un viejo dicho que “nunca es mal año por abundancia de trigo”, en este caso, abundancia de oferta educativa. Pero no parece que haya “masa crítica” en Galicia para tres universidades públicas y dos privadas, aunque estas enseñen materias muy especializadas.  
Por eso, el sentido común aboga por la fusión de los dos centros privados -con  el respaldo empresarial y el apoyo financiero de Abanca, aportarán más a Galicia juntos que en solitario- y por mayor colaboración y coordinación de las públicas. En las  universidades gallegas, públicas y privadas, no encaja el minifundismo intelectual. 
Una nota final: Tanto Cesuga como la Intercontinental no deben descuidar los saberes humanísticos. Serán mejores universidades.  

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