Está claro que las ciudades no saben qué hacer con esos puertos que se han quedado en medio de sus cascos urbanos. Pasa en A Coruña, donde la creación del puerto exterior ha dejado sin uso buena parte de las instalaciones que están en el centro de la ciudad. Era crucial sacar el tráfico de mercancías peligrosas del núcleo de población. Con solo echar un vistazo a la historia podemos comprobar que por dos ocasiones se han hundido sendos petroleros en plena bahía. Pero, ahora que ya hay suelo, el debate que se crea es el de qué se hace con él. Algo similar está sucediendo en Málaga. Allí la intención es construir un rascacielos de algo más de 116 metros de altura y 27 plantas que modificaría la fisonomía de la urbe y, por supuesto, las posturas a favor y en contra están tan enconadas que ya se plantea la posibilidad de hacer un referéndum.