En esto del #metoo los acusados suelen ser automáticamente condenados. El último caso sonado es el de Plácido Domingo, que ha visto como se han suspendido actuaciones suyas sin otorgarle, cuando menos, la presunción de inocencia ante una acusación tan grave. Ahora es Pilar Rahola, musa del separatismo catalán, la que se suma a la corriente y lo hace asegurando que el rey Juan Carlos le tocó un pecho y le hizo “zumo de naranja”. Un modo claro de explicar la situación de abuso. También es verdad que Rahola juega con cierta ventaja: la Casa Real jamás contesta este tipo de acusaciones. Sin embargo, lo que cuesta más de entender es el motivo por el que la que fuera el rostro de Esquerra Republicana tardó tanto en denunciar el abuso. Sufrir un ataque semejante por parte de un monarca para quien hace de la república lucha diaria, no parece lo más normal. Eso sí, respetemos a Rahola, por mucho que no la entendamos.