Tenemos dos presidentes por el precio de uno. Pablo y Pedro o Pedro y Pablo, igual da el orden en que se pongan sus nombres porque tanto monta, monta tanto, Pedro como Pablo. Dicho esto añado que Pablo Iglesias es el político más listo de cuantos están en primera línea. No lo digo por minusvalorar a nadie, pero el líder de Podemos es quien marca la política. No es que esté ayudando al PSOE a gobernar, es que está logrando que el PSOE asuma el programa de Podemos. La mayoría de las decisiones de Sánchez llevan el sello de Iglesias, y en las que el líder podemita discrepa, lo hace saber y aprieta pero no ahoga al gobierno.
En realidad la ligazón del PSOE con Podemos o de Podemos con el PSOE, tanto monta, es un ensayo para el futuro. Y es que si las encuestas aciertan, ningún partido tendrá mayoría suficiente para gobernar y entonces el acuerdo entre socialistas y podemitas pasará por formalizar la relación que ahora mantienen. Es decir, los dirigentes de Podemos se sentarán como miembros de pleno derecho en el Consejo de Ministros. Por ahora de este matrimonio no oficializado quien está sacando mayores réditos es precisamente Iglesias.
Por ejemplo en la elaboración de los Presupuestos es Podemos el que se apunta el tanto de cuanto tiene que ver con el dinero que se gastaré en asuntos sociales. Además Iglesias se muestra muy activo a la hora de comparecer en los medios de comunicación, mientras que Sánchez emula a su antecesor, o sea, que como Rajoy se convierte en el presidente del plasma. A Sánchez le gusta que le saquen en la tele haciendo actividades varias, pero huye de los periodistas porque le incomoda que le pregunten por los problemas de sus ministros.
Iglesias está demostrando tener un desarrolladísimo instinto político. Ha aprendido la lección de su error en el pasado cuando impidió que Sánchez se convirtiera en presidente en vez de facilitar la investidura de Rajoy. Hoy es presidente de facto lo que le está preparando para allanar el camino del asalto a los cielos.