Semana Santa, días de pasión y, sin embargo, de ayuno pero, sobre todo, de vacaciones. Para disfrutar de unos días de asueto dan igual las confesiones religiosas o las creencias personales; nada hay más capaz de unir a las dos españas como un puente en condiciones. Y, para muestra, un botón, el que nos dejan sus señorías, los diputados y diputadas –para que nadie se sienta excluido–, que al fin han conseguido tomar una decisión por unanimidad. ¿Se imaginan cuál ha sido? Bingo, el macropuente total. Es lo que tiene que los gintonics del bar estén tan baratos: que te tomas dos y te empiezan a entrar más ganas de fiesta que de llegar a un pacto de gobierno.
Tampoco hay que rasgarse las vestiduras porque es normal que estén agotados. Llevan trabajando desde que se constituyó el Congreso, el 13 de enero y ya estamos a 23 de marzo y eso no hay currito que lo resista. Es normal, porque las negociaciones para formar gobierno dejan extenuado a cualquiera; hay que estar muy concentrado para recordar en todo momento con quién hablamos nosotros, con quién queremos hablar pero no nos quiere, con quién hablan nuestros amigos pero no nosotros, con quien no queremos sentarnos ni para tomar un café y qué dijimos ayer para no contradecirnos hoy. Ya les digo, agotador. Así que, por su salud mental, los partidos han acordado por unanimidad –sí, por unanimidad– saltarse la junta de portavoces que tocaba hoy y pasar la sesión plenaria que estaba fijada para el próximo 29 de marzo al 5 de abril y así les quedan despejaditos 21 días de vacaciones.
Y, si hay suerte –y la Feria de Abril nos lo permite–, solo les quedaría un mes más de trabajo agotador hasta que se disuelva la cámara el 3 de mayo para convocar elecciones. Todo por el módico precio de, mínimo, 4.000 pavos al mes, algo que no paga los sinsabores de un trabajo tan esclavo. Así que ahí andan sus señorías, sueltas por España adelante –y el extranjero– buscando diversión.
Si es por fiesta, alguno se podría dejar caer por el Pelícano, la macrodiscoteca que acaba de abrir sus puertas en A Coruña y a cuya fiesta de inauguración, reservada a los vips, todo el mundo quería ser invitado. Diputados, de momento, no se conoce que hayan pasado por la sala a jastar pista, aunque ya se ha dejado caer por allí todo un presidente de la Xunta. El recinto es todo un ejemplo de democracia y consenso generacional: desde los 18 recién cumplidos hasta los 60 pasados con creces. Y de populismo. El pasado domingo actuó el Combo Dominicano, la orquesta que lo está petando de verbena en verbena y que, a diferencia de sus señorías, interrumpe su descanso invernal de cuando en cuando para alguna actuación pequeña. Los miembros del grupo son entregados y generosos, así que decidieron dar las gracias a todos los fans que acudieron a verles a través de sus cuentas en las redes sociales con este texto: “Así estubo (sic) la Sala el Pelícano en la Gozadera. Gracias Coruña”. Ya ven, cuánta diversión por un “tuvo”.Semana Santa, días de pasión y, sin embargo, de ayuno pero, sobre todo, de vacaciones. Para disfrutar de unos días de asueto dan igual las confesiones religiosas o las creencias personales; nada hay más capaz de unir a las dos españas como un puente en condiciones. Y, para muestra, un botón, el que nos dejan sus señorías, los diputados y diputadas –para que nadie se sienta excluido–, que al fin han conseguido tomar una decisión por unanimidad. ¿Se imaginan cuál ha sido? Bingo, el macropuente total. Es lo que tiene que los gintonics del bar estén tan baratos: que te tomas dos y te empiezan a entrar más ganas de fiesta que de llegar a un pacto de gobierno.
Tampoco hay que rasgarse las vestiduras porque es normal que estén agotados. Llevan trabajando desde que se constituyó el Congreso, el 13 de enero y ya estamos a 23 de marzo y eso no hay currito que lo resista. Es normal, porque las negociaciones para formar gobierno dejan extenuado a cualquiera; hay que estar muy concentrado para recordar en todo momento con quién hablamos nosotros, con quién queremos hablar pero no nos quiere, con quién hablan nuestros amigos pero no nosotros, con quien no queremos sentarnos ni para tomar un café y qué dijimos ayer para no contradecirnos hoy. Ya les digo, agotador. Así que, por su salud mental, los partidos han acordado por unanimidad –sí, por unanimidad– saltarse la junta de portavoces que tocaba hoy y pasar la sesión plenaria que estaba fijada para el próximo 29 de marzo al 5 de abril y así les quedan despejaditos 21 días de vacaciones.
Y, si hay suerte –y la Feria de Abril nos lo permite–, solo les quedaría un mes más de trabajo agotador hasta que se disuelva la cámara el 3 de mayo para convocar elecciones. Todo por el módico precio de, mínimo, 4.000 pavos al mes, algo que no paga los sinsabores de un trabajo tan esclavo. Así que ahí andan sus señorías, sueltas por España adelante –y el extranjero– buscando diversión.
Si es por fiesta, alguno se podría dejar caer por el Pelícano, la macrodiscoteca que acaba de abrir sus puertas en A Coruña y a cuya fiesta de inauguración, reservada a los vips, todo el mundo quería ser invitado. Diputados, de momento, no se conoce que hayan pasado por la sala a jastar pista, aunque ya se ha dejado caer por allí todo un presidente de la Xunta. El recinto es todo un ejemplo de democracia y consenso generacional: desde los 18 recién cumplidos hasta los 60 pasados con creces. Y de populismo. El pasado domingo actuó el Combo Dominicano, la orquesta que lo está petando de verbena en verbena y que, a diferencia de sus señorías, interrumpe su descanso invernal de cuando en cuando para alguna actuación pequeña. Los miembros del grupo son entregados y generosos, así que decidieron dar las gracias a todos los fans que acudieron a verles a través de sus cuentas en las redes sociales con este texto: “Así estubo (sic) la Sala el Pelícano en la Gozadera. Gracias Coruña”. Ya ven, cuánta diversión por un “tuvo”.