Las mujeres han estado siempre alejadas del poder. Del económico -antes no podían trabajar- del político -antes no podían votar- y del militar -antes no podían entrar en las fuerzas armadas-.
Seguramente este último sector, el de la seguridad del Estado, el del uso de la fuerza, el que se utilizaba cuando los otros dos fracasaban (ahora las funciones son otras), sea de los más masculinos. En parte tiene su lógica. El machismo tiene cierta coherencia, por algo ha durado tantos siglos y aún se resiste. El argumento de la debilidad física, nuestra propensión innata a soltar la lágrima más fácilmente y el sentimiento de maternidad que nos impide alejarnos de nuestra crianza fueron los caballos de Troya utilizados para cerrar a cal y canto los ejércitos a las mujeres.
Incluso en nuestra época más reciente y en los ejércitos supuestamente “progresistas” y que pregonaban la igualdad absoluta de todos los seres humanos, llámese el Ejercito Rojo de Mao, el Movimiento 26 de Julio de Fidel Castro o la fatídica peregrinación por Bolivia del Ché, las mujeres no eran más que anécdotas que dulcificaban la dura vida del soldado o guerrillero, ya sea en la cocina o en la cama.
Las resistencias han sido poderosas y aún persisten en la jerarquía. La Guardia Civil celebró este pasado mes de septiembre los 30 años de la entrada de las mujeres en el cuerpo.
En 1987 dos mil mujeres se atrevieron a presentarse como candidatas a formar parte de la Benemérita. Hubiese dicho que eso debió ocurrir en los 60’ hasta en los 70’ incluso al inicio de los 80’, en plena movida... Pero no, hubo que esperar casi a rematar la década, tarde...
Pero también podría haber sido peor. Vamos a ser positivos y alegrarnos de que se haya producido. La barrera se levantó en la Guardia Civil cuando esas 187 pioneras se pusieron el tricornio por primera vez. Han pasado 30 años, bonito número para hacer balance.
Hoy por hoy son 5.532 las mujeres en la Benemérita. De ellas 113 son oficiales: 14 comandantes, 36 capitanes, 57 tenientes y 5 alféreces; 177 son suboficiales y 188 cabos primeros, a las que se debe añadir 4.554 en la tropa.
Solo una ha llegado a teniente coronel. Los distintivos de teniente general y general aún esperan.
En Galicia visten el uniforme verde y el tricornio 295 mujeres. Una de ellas estuvo en mi casa hace un mes. Una emergencia, un pequeño incendio en medio de la noche que nos dejó el miedo metido en el cuerpo. Vinieron los bomberos, la Policía Local, Protección Civil. El coche de la Guardia Civil fue el primero en llegar, dos guardias y era ella quien mandaba.
En ese momento de nervios y miedo no me di cuenta, estábamos descalzos en medio de la calle, con el frío de la madrugada en el campo, fue ella quien me cogió del brazo y me dijo: “Señora, vaya a calzarse y póngase un abrigo...”. No se cómo se llama, es del cuartel de Milladoiro, Ames, si alguien la conoce que, por favor, le dé las gracias.