La tradición artística y pictórica de Ferrol hunde sus raíces en el alto nivel profesional de los proyectistas, pintores y delineantes que trabajaron el siglo XVIII en el Arsenal de Ferrol, incluidos los profesores de dibujo de la Escuela de Guardiamarinas. La posterior creación el año 1881 de la Escuela de Artes y Oficios de Ferrol, la primera en su género de Galicia, tuvo un importante papel en la formación profesional de muchos ferrolanos y ferrolanas, entre ellos numerosos pintores y dibujantes, dando origen a lo que de forma discutible se llamó Escuela Ferrolana de Pintura
El resultado fue que Ferrol puede presumir de una importante nómina de pintores, encabezada por un trío de resonancia nacional: Agustín Robles, Jenaro Pérez Villaamil, y Fernando Álvarez de Sotomayor, junto con Emiliano Balás, Eduardo de la Vega, Vicente Díaz, Bello Piñeiro, Imeldo Corral, Segura Torrella, Máximo Ramos y Díaz Baliño, entre otros. Llegado el siglo XX, destacan José Leyra, Francisco Iglesias, Tomás Barros y González Collado, sin citar a otros muchos pintores todavía en activo.
Con el paso del tiempo se formaron diferentes asociaciones de artistas: AFFA, Sociedad Artística Ferrolana, Liceo Europeo de las Artes o Narart. En este panorama se mueven las nuevas y veteranas galerías de pintura: Arboreda, Art-Idea, Enrique Vázquez, Estudio 46, Foro Platas y Van Gogh, o las abundantes escuelas de pintores. Todo ello presidido por su desigual relación profesional y la continuada desidia municipal para difundir la pintura local.
Mientras tanto, desaparecida la activa Sargadelos, las salas expositoras de Toxos e Froles, Casino Ferrolano, Fundación Abanca y Ateneo Ferrolán, mal que bien, a veces con la irregular aportación de las salas del Colegio de Arquitectos, Exponav y Autoridad Portuaria, van acogiendo diversas muestras de artistas ferrolanos, complementadas por algunos hoteles y cafeterías de la ciudad.
En este escenario, el Foro de Amigos de Ferrol recuerda que el Concello ferrolano dispone, en propiedad o en régimen de cesión, de varios centenares de obras de pintura de artistas locales o afincados en Ferrol, unas arrinconadas de cualquier forma en locales municipales y otras colgadas, tanto en escaleras y pasillos como en salas cerradas al público del edificio del Concello, de forma desordenada y sin criterio alguno. A todo ello hay que agregar los centenares de grabados acumulados por el Premio de Grabado Máximo Ramos, que viene celebrándose desde el año 1984.
Es vergonzoso que después de cuarenta años de concellos democráticos no se haya elaborado y dado a conocer un catálogo de los desperdigados fondos artísticos municipales. Solamente en las últimas fechas se están mostrando algunas de estas obras en el Centro Cultural de la calle del Hospital, aunque de forma aleatoria y discontinua, y sin un catálogo para los visitantes.
Mientras tanto, el Hospital de Caridad, dispone de una magnífica pinacoteca, la mejor de la ciudad en su género, casi cien obras catalogadas desde el año 1995. Por su parte, la Armada posee una interesante colección de más de trescientos cuadros entre el Museo Naval y otras dependencias, inventariados en una publicación del año 1984, de forma desigual e incompleta, no incluyendo muchas obras repartidas por la antigua Capitanía General y otros edificios.
El Casino Ferrolano ha inventariado hace pocos años una buena colección de trescientos cuadros, la mayoría procedentes de sus exposiciones. La Sociedad Artística Ferrolana dispone de una importante pinacoteca de un centenar de obras. Otras dos entidades ferrolanas, el Ateneo Ferrolán y el Coro Toxos e Froles, poseen un buen número de cuadros, desconociendo si están catalogados, o al menos inventariados.
Este es el desolador panorama de la pintura en una ciudad como Ferrol, cabecera de una amplia comarca, que no dispone de un Museo de la Ciudad, como tienen localidades de menor entidad, para poner en valor el Patrimonio Cultural de una ciudad de historia propia. Al menos se podría comenzar con un Museo de Pintura; estamos a hablar de bastante más de mil obras de interés, desperdigadas por todo Ferrol.