Cualidades y hábitos democráticos (II)

Veamos un ejemplo bien paradigmático procedente del sector privado, pero que bien podría ocurrir en las corporaciones públicas. El liderazgo en el sector empresarial plantea esta disyuntiva: ¿quién es buen líder empresarial?. ¿El que logra hacer subir, como sea, el valor de las acciones de su compañía?. ¿El que se recompensa a sí mismo y a su equipo con retribuciones espectaculares mediante millonarias “stock options”? o, ¿el que busca que los empleados crezcan con la empresa?,¿ el que los considera como instrumentos de usar y tirar?, ¿el que se enfada porque una empleada se ha quedado embarazada?, ¿el que reparte los beneficios con los trabajadores?, ¿el que anima a sus colaboradores y les da oportunidades de desarrollar iniciativas?, o ¿el que reclama que el temor y el miedo dominen las condiciones laborales?.

Ciertamente, estas disyuntivas no son teóricas. Se producen en la realidad. Plantean, a las claras, una de las cuestiones morales de mayor actualidad: que la calidad moral de la acción tiene entidad en sí misma. No se mide sólo si influye en los resultados. En el fondo, el utilitarismo en estado puro encierra una peligrosa forma de liderazgo que lleva a dar a las personas la condición de cosas. De ahí que una cualidad democrática que distingue de verdad a un líder es su capacidad real -no fingida o escenificada- para acercarse a las personas y compartir sus preocupaciones y problemas. Algo que no es fácil de encontrar más allá de tácticas o estrategias de fuego artificial.

Hace unos días, cayó en mis manos una recensión sobre unas Jornadas de Ética empresarial. No sé por qué anoté estas dos frases de uno de los ponentes: “en la ética empresarial, siempre se espera que, actuando bien, aunque cueste a corto plazo, compense a la larga”. “Nadie es imprescindible, y si en algún momento puntual se es, trabájese para subsanar esa laguna tentadora para el propio ego, pero peligrosa para el porvenir y bienestar de futuras generaciones”.

Termino. Acabo de releer la biografía de Maura escrita por Tusell. No puede ser más actual una de las características de su regeneracionismo: dotar de vida real las instituciones liberales y democráticas.

Cualidades y hábitos democráticos (II)

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