Cálculo electoral. Se lo dijo Rivera, el líder de Ciudadanos, que puso en el papel lo que todos sabíamos: “Ya jugaron con la política antiterrorista en 2004, en ese caso mintiendo, y quieren volver a jugar con esto”.
Y uno de los hinchas de Mariano, ayer político y hoy tertuliano de “sona”, también apostilla sobre el tema, con unos argumentos que son todo un “gancho” a la mandíbula del líder del PP: Resumiendo, pues no tomé nota literal, vino a decir más o menos que “dejemos al asunto de Cataluña, la guerra que le gusta a Hollande y favorece al llamado Estado Islámico, y pongamos en primer lugar la agenda electoral de la que van a depender los próximos cuatro años de nuestra inminente historia, de nuestra vida cotidiana”.
Claro. Y es que entre el caso ¿? catalán y los atentados no se habla de las desigualdades, del paro; de los niños desnutridos o los gallegos con las pensiones más bajas del mundo. De los parados, de los desatendidos, la clase media desaparecida –y reaparecida, ay, en los comedores sociales– los desahuciados, y los millones de trabajadores viviendo por debajo de lo que se entiende como una vida digna…
Y es que en esta guerra donde, según el último “editorial” de El Roto, en “El País” “está bajando en dólares el precio del petróleo y subiendo en muertos”, nuestro Gobierno –gato escaldado del agua fría huye– emplea el tactismo y hasta pasado el 20-D no aclarará si van, se quedan, avanzan un poquito o cierran los ojos. Y, además, para dividir responsabilidades, luego de cuatro años con el rodillo y el “si no le gusta lo que hago, agua y ajo”, pide opinión a sus adversarios, para esconder su obligación de mandar, cuando ha empleado la política de tierra arrasada en educación, sanidad, dependencia por no hablar del recorte en los derechos civiles.
Eso sí, si el gran líder americano pide “tener agentes armados en Barajas para controlar viajeros hacia Estados Unidos”, se le hace la reverencia y el “a tus órdenes, jefe”, que ya dijo Krahe que “el socio americano es muy persuasivo…” con aquello de negarse a fumar la pipa de la paz con el “guerrero” yanqui…
¿Se trata de, otra vez, el todo vale en la campaña electoral?
Y es que, señores políticos, déjennos en paz. Apuesten por la paz y no por la guerra.