Desde hace tiempo vengo dando la batalla sobre el precio de la energía, eléctrica, gasista o de carburantes; toda ella es un elemento de primera necesidad, que tiene precio e impuestos de artículo de lujo y nadie responsable de su control desvela los entresijos de esa mordaza informativa de la transparencia real en cuanto a su coste.
Esto está sangrando los bolsillos de la ciudadanía y de nuestras empresas, las cuales son las encargadas de crear empleo, mientras las energéticas se preocupan solo de cerrarlas por ruina dejando al consumidor sin blanca, porque se lo llevan todo. El coste de la energía es ficticio en un entramado societario en el cual intervienen unos costos que nada tiene que ver con su aplicación y encima las centrales disfrutan de las generosas primas otorgadas por los gobernantes a costa del ciudadano, que en el 2014 ascendieron a más de 7.000 millones de euros, que se repartieron, siendo las más favorecidas por MWH (Megavatio-hora) las solares-fotovoltaicas, con una premio de 336 euros MW-h. Seguidos de las termo-solares con otros 291 euros, así como las de tratamientos de residuos con 109 euros o las de biomasa, con otra jugosa cantidad de 101 euros. Luego están las de cogeneración, residuos, eólicas, ciclo combinado, hidráulica, nuclear y mini-hidráulicas. Las cuales se reparten el resto del pastel ,que oscila entre los 87 euros de las de cogeneración, a los casi 38 de las mini-hidráulicas.
Todo ello cargado sin el menor rubor en el recibo eléctrico de los consumidores, que del 100% del recibo que pagan, solo el 32% corresponde al gasto de energía consumida. El resto son cargos e impuestos de todo tipo, pese a ello el precio de la energía está por encima de su costo real, con una facturación media de 0,14 céntimos KW-h, cuando debería estar a menos de la mitad. Otro tanto acontece con la factura del gas, cuya fórmula de m3 se pasa a termias, pero el contador lo hace en m3, y nunca coincide con las termias, además está la pureza del gas que es de diferente calidad y varía la fórmula. ¿Cómo puede verificar esto el cliente? No hay manera. Tampoco existe uniformidad en las gasolinas, con un precio del crudo entre los 45-60 dólares el barril, los combustibles en el punto de repostar se estabilizan y suben. Hoy están un 15% más baratos que cuando el barril alcanzó los 110 dólares en 2014, a este paso si vuelve a dicho precio, el consumidor pagara más de dos euros por litro, cuando debería estar por debajo del euro-litro. Por tanto, ¿qué fórmula usan las petroleras para hallar el precio minorista y quién lo vigila?