Habría que consultar con Pumares si es verdad o no, pero la leyenda cuenta que Buster Keaton no esbozó ni la más mínima sonrisa en ninguna de sus películas. Los espectadores se encadenaban carcajada tras carcajada, pero él permanecía impasible. Luís Bará, parlamentario autonómico del Beneguai, es una especie de Buster Keaton en versión enxebre. No solo no se le ha visto sonreír jamás, sino que lo habitual es verlo crispado. Así se muestra incluso cuando actúa de voceiro de los nacionalistas de la nazón de Breogán –Ana Pontón, el rostro humano del BNG, también tiene derecho a vacaciones–, como ha hecho al anunciar que su formación lanzará una ofensiva para relanzar a Galicia en Madrid. La idea no es mala, pero necesita un ingrediente básico para que pueda triunfar: el voto de los gallegos y, por lo que se ve en unas elecciones tras otras, los bloqueiros no andan muy sobrados de esos apoyos. Quizá si Bará sonriese, ganarían respaldo.