Se sigue en estos días dando vueltas al asunto de la reforma constitucional. Hasta Durán y Lleida está pidiendo que figuren en ella “cositas para Cataluña” y, como cunda el ejemplo, aquí va a pedir cositas particulares hasta María Santísima.
Pero la reforma constitucional no es moco de pavo. Si se dan una vuelta por el artículo 166 hasta el 169, se lo pueden pasar de carajo a la vela y verán cuánto cachondeo –dicho con el mayor respeto– nos podemos encontrar para llegar a una reforma del asunto. Empezando por qué partido gobierne, si tiene mayoría absoluta o no, si cuenta con apoyos suficientes en caso de gobernar en minoría, y si al final la susodicha reforma llega a un referendo popular (me refiero al pueblo, claro), para su ratificación.
Y eso sin entrar en reformas del título Preliminar, el Capítulo Segundo, Sección 1ª del Título I, o al Título II, porque irá para largo. Les aconsejo echar una ojeada.