Me piden que hable sobre la acuarela, como si fuese fácil decir algo más de lo que ya se ha dicho, ni si se puede aunque no sea yo el más indicado para ello. Intentaré con mi lenguaje hacer ver lo que se puede hacer.
Ahora mismo estoy viendo un rincón ferrolano bañado por el sol de las cinco de la tarde, fría, desapacible de enero en que todos los periódicos alertan de la nieve en toda España, parece como si nunca nevara en este país.
El rincón lo veo a través del cristal de la ventana y en ese momento mágico que te recuerda todo lo que significa para mí mi ciudad.
¿Cómo puedo pasar a un papel esa vivencia? Lo contemplo mucho tiempo mientras el sol desciende y lo guardo en mi cerbro, algún día saldrá y podré pintarlo. Ya sé que alguno intentará pintarlo, pero también puede coger una pulmonía triple.
Yo daría unas reglas de cómo pintar a la acuarela sin morir en el intento.
1º. Tener talento, con esto tenemos mucho ganado.
2º. Dominar el dibujo, la composición, la historia del arte y saber cómo hacen el amor las mariposas.
3º. Enfrentarse ante un papel de buena calidad y tratar de pintar un paisaje de la ría de Ferrol en día tormentoso, con cielo encapotado, casi negro, con mar arbolada y al aire libre, si consiguen hacerlo, es ya un equilibrista.
4º No desanimarse durante los próximos 20 años, si en este espacio de tiempo no domina un simple papel Guarro, dedíquese a otra cosa ¡por ejemplo¡ al óleo, que también lo pasará mal.
Con estos cuatro apartados son suficientes para hacer buenas acuarelas.
Con este método, de rápido secado, de limpia ejecución y de fácil transporte, ya tiene realizada media acuarela.
Una carpeta de cintas, papel blanco de buena calidad, un caballete ligero plegable, una cartera o morral para llevar un recipiente con agua limpia sin cloro, un vaso de plástico con boca ancha, una caja de acuarelas con pocillos, tubos de colores, varios pinceles, un trapo limpio, una silla plegable, una visera o sombreo, un lápiz y una goma de borrar, irse al campo o a la playa y si el tiempo lo permite o el buen Dios os ayuda haréis un buen trabajo y dormiréis esa noche pensando en mejorarlo en días venideros.
Simples reglas fáciles, sin problemas, lo malo es la primera la del talento y en esto el maestro poco aporta.
Si se tiene talento es coser y cantar, el maestro solo aporta sus conocimientos (¡que no es poco¡) y los educa, los encauza, los envenena en el mundo del arte, les hace ver la belleza de un atardecer en la playa de Doniños en el mes de agosto con mar calma y las embarcaciones del calamar faenando en la inmensidad del atlántico cerca de la Islas Gabeiras.
También les enseñarán a ver y sentir la caía de una hoja de castaño en un bosque gallego, o los sonidos del aire.
Llegará a saber por el movimiento de la hierba, cuando va a llover, sabrá si la luz es otoñal o primaveral.
Llevará a comprender la diferencia de la luz y de la sombra, aunque las dos estén plenos de colores.
En la acuarela no debe rectificarse, se debe empezar con una entonación fuerte, de forma que cuando seque, quede el color deseado, dejando que los colores se fundan, al final está preparada para los últimos toques, y la firma si quedas contento.
Como veis, es fácil pintar a la acuarela, que tengáis suerte y Dios os ilumine.