British

Los padres del niño inglés Ashya King, enfermo de un cáncer cerebral, ya están con él tras la peripecia de la justicia británica, y en connivencia con la justicia española, que les acusaba de ser unos malos padres por intentar salvar a su hijo fuera de su sistema sanitario. 
Situación perfectamente comprensible y fuera de cualquier intención de secuestro o maltrato del niño. Algo que saltaba a la vista de cualquier padre normal. Pero los british no fueron tan diligentes a la hora de sopesar la actuación de los Mccain que, tras dejar a sus hijos pequeños solos en su casa mientras se iban a tomar unas copas con unos amigos, favorecieron que un desalmado secuestrara a su hija Madeleine, de la que nunca se volvió a saber. Y es que los british son más raros que dios. 
Por eso los arqueólogos no saben descifrar el petroglifo que un Neandertal estampó en una cueva de Gibraltar. Porque lo esculpió en inglés.

 

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