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La diferencia entre ganar y gobernar pese a haber perdido

EN política, entre ganar y gobernar hay una gran diferencia. Un matiz que parecen no entender algunas de las cabezas visibles de eso que han dado en llamar partidos emergentes. Primero fue el alcalde coruñés, Xulio Ferreiro, quien ante la retirada del que fuera su rival en las elecciones generales, Carlos Negreira, dijo de este que asumía su derrota. No deja de ser curioso que Negreira y el PP fueran el partido más votado en la ciudad. Es decir, que aunque la Marea gobierne, en realidad, los vencedores de las elecciones fueron los populares, a los que el PSOE relegó a la oposición al firmar un cheque en blanco a los mareantes. Del mismo modo, a Beiras le suena a golpe de Estado que el rey le proponga a Rajoy la formación de Gobierno. Sin embargo, eso debía ser lo normal, ya que, el presidente en funciones, fue el ganador de los comicios, y además por muchos votos. Otra cosa es que los pactos lo manden a casa. Ya se verá lo que sucede..

Felipe VI y su corazón dividido

SEGURO que Felipe VI tiene ahora mismo el corazón, como diría Alejandro Sanz, partío. El monarca no tiene que estar contento con la noticia de que su hermana, la infanta Cristina, tendrá que asistir a todo el juicio y que no se le aplica la llamada doctrina Botín. Un mal trago para la Familia Real que, sin embargo, puede reportarle un determinado beneficio. La sociedad no comprendería que la infanta se librara de la Justicia, esa que es igual para todos, tal y como consagra la Constitución. Por ello, en estos momentos, es todo un gesto que los magistrados hayan decidido no escuchar las peticiones de la Fiscalía y que Cristina tenga que acompañar a su marido en el calvario judicial que le espera. Luego llegará la sentencia y es casi seguro que no le resultará satisfactoria a nadie, pero la verdad es que, de entrada, España ha dado un paso hacia la normalización con la decisión de ayer en Palma.

Los catalanes hunden a Pedro Sánchez

PEDRO, la sonrisa, Sáchez pone cara de póquer, pero la negativa de ERC y Democracia y Libertad (antes CiU) a respaldar su posible investidura es un duro varapalo con el que no contaba. El líder socialista sigue jugando a matemático, buscando la cuadratura del círculo que le permitiría llega a La Moncloa, pero la realidad es que las cuentas no salen y, sabe que cualquier otro escenario supondría su desaparición automática del panorama político patrio. Sin apoyos, ni en su partido ni fuera de él, parece que durará menos de un telediario.

La herencia que deja el PP a su sucesor

SI algún día se inicia la legislatura parece evidente que para contestar al PP los otros partidos no podrán hablar de la herencia recibida. Si el jueves se sabía que el paro descendía a ritmo vertiginoso, ayer se conoció que la economía crece a una velocidad que también pone los pelos de punta. En concreto un 3,2%, el mayor incremento de los últimos ocho años. Parece que la crisis se acaba, ojalá que no vuelva.

Louzán sigue a Negreira y le enseña el camino a Baltar

EL secretario general del PP en A Coruña, Carlos Negreira, parece ser el responsable de haber abierto la espita de las salidas. Él fue el primero en anunciar que dejaba paso a la renovación y, ahora, ese mismo camino es el que ha decidido seguir Rafael Louzán, mandamás todavía de los populares pontevedreses, que prefiere hacerse a un lado para que la formación pueda iniciar un proceso de refundación en la provincia. Queda por saber qué hará Baltar II, ahora más preocupado por aclarar su futuro en la vía judicial que por andar enredando en la sala de máquinas del partido en la provincia. El problema es que sus homólogos le han enseñado el camino y, a lo peor, alguien de la dirección le recuerda que los códigos éticos están hechos para cumplirse.

Los ganaderos gallegos cambian el objetivo de sus protestas

LOS ganaderos gallegos han demostrado ya con creces que están dispuestos a luchar hasta el final por su modo de vida. Hasta ahora habían centrado sus acciones contra las grandes superficies que se empeñan en vender la leche por debajo del valor de producción. Sin embargo, ahora su ira se dirige contra las empresas que no cumplen con la subida del precio del producto y, de entrada, su ira se ha focalizado contra Lactalis, una multinacional francesa asentada en Vilalba. Si la cosa no cambia, habrá más movilizaciones. Eso anuncian.

Intereses cruzados en el comercio ferrolano

DIFERENCIAS las hay en todas partes, pero no es habitual en el caso de Ferrol encontrarlas entre las asociaciones empresariales en relación con el comercio local. Y es que la posición del gobierno municipal, en cuanto que considera prioritario atender otros frentes antes de plantearse la ubicación o no de un nuevo centro comercial en la parcela del cuartel Sánchez Aguilera, no encuentra idéntica lectura en todos los colectivos afectados. Si la Confederación de Empresarios de la zona defiende un previo estudio sobre la viabilidad, no sucede lo mismo en la asociación de comerciantes del centro, que siempre ha visto en las grandes superficies un grave perjuicio para la actividad. Por una vez, el alcalde, Jorge Suárez, parece tener a alguien de su lado...

Mafo ejerce de lenguaraz

EL exgobernador del Banco de España se ha despachado a gusto. Miguel Ángel Fernández Ordóñez (Mafo, para los amigos) ha cargado contra el PP, al que acusa de todos los males, desde el hundimiento de las cajas, hasta el despropósito de Bankia, pasando por las preferentes y la crisis económica. No deja de ser curioso que el primer gobernador del banco de España poseedor del carné de un partido político (por supuesto, del PSOE), culpe al PP de una situación que se produjo cuando él estaba al frente de la institución que tenía que controlar que no se produjeran esos desmanes y cuando en La Moncloa la familia inquilina era la Zapatero, no la Rajoy. Fue él quien señaló a Rodrigo Rato como persona idónea para pilotar Bankia o el que aplaudía con las orejas el millonario derroche promovido por su “jefe” a través de esa estupidez bautizada como Plan E. Desde luego, mejor hubiera hecho el bueno de Mafo en mantenerse callado y no sacar la lengua a pasear.