FIMO: QUERER Y NO PODER

El insostenible estado de insolvencia en la que se encuentra FIMO lleva aparejada la posible pérdida del recinto expositor de Punta Arnela. Otrora culmen de la imagen de una comarca viva, en cuyos pabellones no faltaban representaciones de las más emblemáticas empresas estatales y del panorama comercial y empresarial de un país en pleno desarrollo, el ente ferial, en el que el Concello naval tiene ahora mayoría, ve así, con una evidente incapacidad para soslayar tan precaria realidad, peligrar la posesión de su principal patrimonio. La situación tiene responsables tanto en el ámbito de los propios gerentes del ente, la Cámara de Comercio, como en el espectro político. La necesidad de continuar ofreciendo un amplio abanico de exposiciones y las lógicas aspiraciones a la modernización han estado reñidas –a la vista está– con la solvencia. Ha sido un querer y un no poder la principal causa de una deriva difícil de superar, máxime cuando el agujero económico de la entidad supera ya los 2,2 millones de euros, una cantidad tan desorbitada que solo permite cuestionar el papel jugado por los diferentes responsables. Lo saben bien los trabajadores, que acumulan quince meses consecutivos sin percibir salario alguno. La salida a subasta pública por una deuda de 573.000 euros con la antigua NCG –hoy Abanca– se queda corta en relación con otro préstamo incluso superior y al que le espera igual devenir.

FIMO: QUERER Y NO PODER

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