Vivimos un tiempo especial de encuentro, de dejar nacer lo nuevo, de abrir y tender manos para que brote la esperanza de todo lo bueno que entre todos podemos hacer posible. Un tiempo de construir una sociedad nueva y comprometida Un tiempo de la ternura del pasado, el valor del presente y la esperanza del futuro con las personas más vulnerables.
Es un tiempo de llamada urgente a volcarnos en la realidad que vivimos, con las personas que ven recortados sus derechos cada día y busca movernos ante las injusticias cotidianas.
Es un tiempo para velar y hacer posibles los derechos fundamentales de todas las personas, algo que es imprescindible para erradicar la pobreza en el mundo, y por lo tanto para velar por la justicia.
Es un tiempo en el que debemos abrir los ojos para mirar a nuestro alrededor, pero no de cualquier forma, sino con perspectiva y conciencia, miremos nuestra propia realidad y la de los demás para dejarnos transformar por ella y actuar en consecuencia.
Estamos en un tiempo en el que debemos vivir sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir, como proclamaba una de las campañas realizadas por Cáritas.
Una iniciativa que es bueno recordar siempre en este tiempo de Navidad, para construir una sociedad nueva basada en la humanidad como una gran familia que se cuestiona sobre la realidad de la pobreza y la injusticia que predomina en el mundo. Vivir la sencillez, que dejamos patente siempre en este tiempo de Navidad, es recordar los bienes espirituales de cada uno, las convicciones y creencias en tu fe, en tus capacidades, en tu esfuerzo interior y en la de aquellos que te aman y aprecian.
Nuestro deseo es que la Navidad ilumine el camino para seguir trabajando por los más necesitados, los empobrecidos, los solos, los últimos. En este Tiempo de Navidad nuestro deseo y anhelo es seguir desarrollando nuestra labor a favor de todas esas personas que nos necesitan ofreciéndoles lo que somos y lo que tenemos.
Que la luz de Navidad abra nuestros corazones para que seamos generosos con los más necesitados. Son una gran ocasión para redescubrir la vocación cristiana a través del nacimiento de Cristo, un misterio bello, tan humano y al mismo tiempo divino.