El Gobierno en funciones sigue empeñado en hacernos creer que la situación de la economía española no es tan mala. Parece que siguen empeñados en buscar conceptos que enmascaren los malos datos y las peores previsiones.
Sánchez y sus ministros bucean cada día en el diccionario a la búsqueda de eufemismos con los que adjetivar la situación actual y la que se vislumbra para los próximos meses. Ya hemos oído maduración del ciclo, enfriamiento, fase expansiva del ciclo, relativamente estabilizados hasta llegar a “estamos capeando mejor las complejidades actuales”.
Pueden seguir vistiendo el muñeco como quieran, pero ahí están los datos de crecimiento del PIB, la Encuesta de Población Activa o los indicadores adelantados del propio Ministerio de Economía.
La realidad es la que es y es tozuda. El lunes, el Gobierno tuvo que oír a los responsables de las empresas familiares y nada de lo que dijeron puede calificarse de optimista. Nada menos que el 63% considera que el crecimiento económico será frágil y una de cada seis empresas admite que acometerá ajustes de plantilla el año próximo. Si hablamos de inversión, el 27% de los empresarios cree que no podrá aumentarla. Entre las causas de este pesimismo está lógicamente el Brexit de nunca acabar y la guerra comercial, pero, sobre todo, preocupa la falta de gobernabilidad y la situación en Cataluña.
Para completar este cuadro pesimista, conocíamos en las últimas horas un informe del servicio de estudios del BBVA que pone blanco sobre negro sus estimaciones de crecimiento por Comunidades Autónomas. El estudio “Observatorio Regional” deja claro que hay una desaceleración generalizada, pero no homogénea y “revisa a la baja el crecimiento por la debilidad del consumo y la demanda europea, con más impacto en las Comunidades Autónomas del norte y los destinos turísticos”.
Las regiones que mejor capearán el temporal serán Madrid, que crecerá un 2,6% (la previsión para el conjunto de España es del 1,9%) Murcia, Castilla-La Mancha y Navarra. Por debajo de la media, Cataluña que crecerá un 1,8%, País Vasco, un 1,7% y Valencia, un 1,4%.