Cucurrucucú paloma

Lo que pierde a un político es el olvido de la polis, su esencia. Con estar “del lado bueno”, que es su partido, todo está sabido, y él ya ha elegido. De ahí en adelante los oídos se le cierran y se convierte en un personaje público, profesional, escondido en el gran grupo que él y solo él ha escogido. Pero, ¿y su electorado, esa masa oscura que ha metido su voto en una urna, a la que le ha descrito enfervorizado en la campaña electoral todo un mundo paradisíaco de derechos y de bondades? El chamán con la pócima mágica sobrevolará, mientras manda, las mentes de todos para justificar lo que no ha hecho y se investirá de algo sagrado con las vestimentas de la democracia, ese gran templo, en el que algunos solo creen de vez en cuando mientras no toque a sus intereses. Se paseará por las calles como depositario de la gran sabiduría y memoria de los antepasados, de todos, abrazará y recordará que él es la medida de todas las cosas.
La polis, su escenario donde esconderse los próximos cuatro años. En casa, en silencio, elaborará su discurso, que lo protegerá de los demás y de los suyos. Ha sido elegido en el silencio de una lista, en la cola del cometa, que viene amenazando con chocar contra la tierra, pedacitos de ideología, de una ideología desintegrada, que arrastra millones de palabras que amenazan con destruirnos.
Fonemas de arena cósmica sin significado porque eso ya es lo de menos, lexemas, sintagmas, morfemas desatados desmenuzados para no tener significado y así dar la sensación, siempre la sensación, de que se dice algo.
Colas de lenguaje cósmico sin gravedad, a la deriva, pasando, rozando la tierra, él se siente seguro en medio de los desechos de material espacial, protegido. Al final, cuatro años repitiendo consignas y frases hechas o, en el mejor de los casos, “un puestito oficial” con dietas, y siempre quedará las influencias logradas y los favores dados.
Lo vemos todos los días sin que nadie esté dispuesto a limpiar el espacio, ni la tierra (…) y así va flotando el globo de los piratas, inestable, en el éter tempestuoso” (H. Michaux).
¿Qué más hay que decir de esta descreencia cósmica? “Cuccurrucucú paloma, ay ay ay cantaba, el mundo es triste y azul...”. (Battiato).
Feliz Año 2014.

Cucurrucucú paloma

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