apesar de que siempre existe la esperanza de que esa magia tan inexplicable que a veces rodea al fútbol acabe por esfumarse, el Deportivo, que dispuso de oportunidades para ello, fue incapaz de sorprender a un Real Madrid que a pesar de jugar andando, obtuvo un triunfo cómodo, e incluso corto para los méritos hechos en el campo ante un Dépor que perdonó en exceso ante Keylor Navas. Y ya se sabe, que cuando se perdona de forma tan clamorosa, esos errores se pagan.
Tampoco hay que rasgarse las vestiduras por la victoria merengue, pero no puedo negar que ese tipo de situaciones me recuerdan la temporada pasada cuando lo hacíamos mejor que el rival, pero siempre acabábamos desolados por la derrota. Sin embargo, la Liga del Dépor no está en la misma onda que la del actual campeón de Liga y Champions. Lo que sí había en A Coruña era la creencia de que los blancos podrían acusar el degaste físico de la pretemporada donde Zidane y sus jugones tuvieron que hacer frente a choques muy duros y que solucionaron de forma extraordinaria. Lo que sí es evidente es que hacer comparaciones entre unos y otros no conduce a nada positivo para la plantilla que manda Pepe Mel, porque está claro que todo lo que le falta al club coruñés le sobra a los de Zidane, sobre todo efectividad y creación futbolística.
En el aspecto individual, las ocasiones desperdiciadas por Andone, del que siempre resalto su bondadoso esfuerzo en solitario, pero sin el éxito que se merece, me aborda otra reflexión: si acertase más con el gol, no estaría en el Dépor. Mirémoslo de ese modo. De no llegar Lucas Pérez (objetivo también del Valencia en las últimas horas), el inquieto Bakkali podría ser claramente la otra pieza que Andone necesita a su lado, aunque, insisto, soy de los convencidos de que el coruñés volverá esta temporada a vestir de blanquiazul. Si esto ocurre, ¿Adrián López qué pinta aquí? Sinceramente, creo que no aportará lo que el club espera de él. Es más, su regreso, me parece un error. El tiempo dirá.