Qué envidia nos habían dado esas imágenes del Open de Australia de tenis con las gradas llenas, el contacto humano y la ausencia de mascarillas. Pues ya podemos estar tranquilos, que vuelven a estar tan mal como los demás. Bueno, no tanto, pero sí lo suficiente como para que el resto de los partidos se jueguen sin público. La variante inglesa del coronavirus está de visita en Melbourne, confinado durante cinco días para tratar de evitar un rebrote, y a las instalaciones del torneo solo podrán acceder los jugadores y sus equipos y el personal necesario. Pero no se alegren, que ya sabemos de quién es consuelo el mal de muchos.