Jota y jazz. Estos dos estilos a priori tan distantes maridan en perfecta sintonía en las melodías del nuevo disco, el cuarto, de Carmen París. La artista aragonesa llega esta noche a Ferrol, en el marco del ciclo “Na Raíz”, con su proyecto liberado de los corsés inherentes a los intereses de las discográficas y el que da rienda suelta a la fusión y la reivindicación de las músicas del mundo. La cita, a las 20.30 horas, en el Teatro Jofre.
¿Qué ofrecerá esta noche en su concierto?
Presentaré mi último disco, “Ejazz con Jota”, en el que planteo sonoridades nuevas para las jotas. Fue grabado en Boston en 2013 con una jazz orquesta, poniéndola así en un contexto en el que nunca había sonado. Como en estos tiempos tan duros no es viable llevar una jazz orquesta de gira, estoy defendiendo el disco con un trío básico de jazz.
¿Cómo está respondiendo el público a esta fusión entre la jota y el jazz?
Pues la verdad es que estamos sorprendidos, porque incluso algunos temas están cantados en inglés y mucha gente, a priori, se pregunta que cómo sonará todo seto. Pero me encanta, por ejemplo, que a la gente mayor que viene a los conciertos le gusta el experimento, porque he procurado que conserve la esencia de lo popular, la esencia de la tierra, pero vestida de sofisticada.
Tras varios discos con Warner Music, este lo produce usted misma. ¿Cómo ha resultado el proceso?
Me fui de Warner hace cinco años y con este he vuelto a autoproducirme. Al salir de ahí me liberé de las exigencias que supone estar en una multinacional, que además le tienen pavor al jazz y dije: ahora voy a hacer el disco que yo quiero. De los que he sacado, este es el menos comercial, pero también el más arriesgado.
Una valiente apuesta en los tiempos que corren...
Yo casi te diría que temeraria. De hecho fue un proceso duro. El año que se grabó fue muy duro económicamente porque hice una gran inversión, hipotequé mi patrimonio... y en el segundo (2014) me salvó la vida que me dieran el Premio Nacional de las Músicas Actuales, con dotación económica. Eso me salvó de la ruína y también me ayudó a que me salieran más conciertos. Este año he trabajo más que en los dos últimos juntos.
Entonces hará un balance positivo de 2015.
No sé como será el que viene, pero este año, desde luego, cierro un buen año. He notado una mejora laboral en todos los aspectos. Además, he podido cumplir otro de mis sueños, que era poder hacer música para cine. He participado en dos películas aragonesas y acabo de rodar esta semana mi participación en la película que está haciendo Carlos Saura sobre la jota.
¿Qué puede aportar al público esta fusión de dos formas musicales tan diferentes?
Permite ver que, en esencia, las músicas, por más que puedan parecer ajenas una a la otra, lo unen todo. Cuando creo canciones intento buscar la esencia en todas las cosas. Lo que muestro a la gente es que nuestra cultura, especialmente la ibérica, está entroncada con muchas culturas, y eso es un hecho diferencial con respecto a otros países.