No había mucha más alternativa para el partido que ayer enfrentó al Somozas y el Compostela que el empate sin goles que se registró. Las condiciones meteorológicas que acompañaron la disputa del choque –lluvia incesante que, sin embargo, el terreno de juego aguantó y viento racheado que impedía cualquier tipo de combinación– hicieron que el juego discurriese casi siempre en el centro del campo y que las opciones de marcar para cualquiera de los dos contendientes fuesen escasas o, prácticamente, nulas.
Bastante tuvieron los jugadores con mantenerse de pie en un partido en el que jugar directo o de manera combinada era imposible. En esta situación, solo un error grave o un despiste mayúsculo podían brindarle a alguna de las escuadras la posibilidad de marcar. Sin embargo, ni los fallos no fueron lo suficientemente importantes ni las faltas de atención se produjeron en zonas que entrañasen peligro, así que al descanso se llegó con un tiro de Pau Senent, que se machó alto, y otro de Bicho, que se fue muy desviado, como opciones para estrenar el marcador.
El Somozas dispuso del viento a favor en la segunda parte –este factor llegó a provocar situaciones tan esperpénticas como que un saque de puerta de Pato acabase convertido en córner–. Sin embargo, eso no le permitió tener el control del juego, sino que hizo que no encontrase la precisión necesaria para montar sus acciones al contraataque. Al contrario, fue el cuadro de la capital de Galicia el que, aunque poco a poco, fue dominando la situación de una manera territorial, pero no dispuso de oportunidades como para llevarse los tres puntos a su casillero.
Al final, la expulsión sufrida por Adrián Hernández fue el aspecto más negativa que ayer le pasó a la escuadra verdiblanca.