El alcalde de Becerreá, Manuel Martínez, no dio su brazo a torcer y, a pesar de las órdenes que llegaron ayer por la mañana del comité federal de listas del PSOE para apoyar a otro candidato, votó por sí mismo en la primera ronda y en blanco en la segunda, con lo que le dio la presidencia de la Diputación a Elena Candia, del Partido Popular.
Pocos minutos antes del inicio del pleno en el que quedó constituida la Corporación Provincial, el PSdeG hizo público un comunicado en el que informaba de que el nombre que el partido iba a proponer como aspirante a la Presidencia de la Diputación era el alcalde de A Pontenova, Darío Campos, para contar con el apoyo del BNG en la votación y mantener el gobierno bipartito.
Martínez llegó muy serio y circunspecto al pazo de San Marcos y no quiso hacer declaraciones a los medios de comunicación antes de entrar en el pleno, con lo que prolongó la incógnita sobre lo que podía suceder en el salón de sesiones una vez que se iniciase la votación.
Parecía que, finalmente, se había llegado a un acuerdo en el seno del partido socialista para investir a Darío Campos, que contaba con el respaldo del BNG, pero cuando le llegó el turno a Martínez para tomar posesión de su acta, se dejaron percibir los primeros indicios de que la sesión plenaria no iba a ser, ni mucho menos, tranquila.
El alcalde de Becerreá tomó la palabra para consultarle al secretario, casi de forma retórica, si el hecho de estar imputado conllevaba algún tipo de impedimento para ser nombrado diputado provincial o para tomar posesión de su acta. Al responder el secretario que no había impedimento legal para ello, una parte del público irrumpió en aplausos.
Finalizada la toma de posesión de los 25 diputados provinciales –11 de ellos nuevos–, comenzó la votación para elegir al nuevo presidente de la Diputación de Lugo.
El PSdeG, con 11 representantes, precisaba de todos sus votos y del apoyo de los dos representantes del BNG para tener la mayoría absoluta y que su candidato fuese investido.
El guión se hizo pedazos cuando en el recuento de la primera votación se comprobó que había 12 votos a favor de Elena Candia y otros 12 a favor de Darío Campos, además de uno por Manuel Martínez, supuestamente emitido por el alcalde de Becerreá.
Entonces se produjo una situación esperpéntica cuando por error, se dio por ganadora a Elena Candia, al ser la candidata de la lista más votada, de modo que tomó posesión y pronunció su discurso de investidura.
Finalizada su intervención, el secretario de la institución se dio cuenta de que se había producido un fallo, porque después de una primera votación, antes de proclamar al presidente, la ley establece una segunda ronda para deshacer el empate.
Por ello, los diputados provinciales volvieron a votar y, de nuevo, se produjo un empate entre Darío Campos y la alcaldesa de Mondoñedo, Elena Candia, con un voto en blanco, presumiblemente emitido por Manuel Martínez, y se tuvo en cuenta que la del PP fue la lista más votada en las elecciones del 24-M.
Fue entonces cuando la candidata del PP quedó finalmente proclamada presidenta de la Diputación y prestó juramento entre los aplausos de sus compañeros de partido y las caras largas en los escaños de socialistas y nacionalistas.
Manuel Martínez abandonó entonces precipitadamente el salón de plenos sin hacer declaraciones a los informadores.