A finales del pasado verano hicieron historia colocando a su trainera en la Liga ACT, el olimpo de esta disciplina de banco fijo, y ahora llega el momento de recoger los frutos. En el Club de Remo de Ares cuentan los días para dar las primeras paladas en una competición en la que se verán las caras con las mejores tripulaciones, muchas de ellas profesionales, de toda España.
Exactamente, les restan veintisiete jornadas para ultimar todos los detalles que les permitan llegar en plenitud de condiciones a una competición terriblemente exigente por lo elevado de su nivel y lo concentrado de su calendario: Apenas dos meses y medio a pleno rítmico físico, logístico y mental. Casi tres semanas que no son más que la recta final, la punta de un iceberg que tiene detrás muchas y muchas horas de trabajo en el agua y en el gimnasio, pero también en los despachos.
Que la “Santa Olalla” compita entre los mejores ha sido obra del empeño de muchos. Los primeros, los remeros y cuerpo técnico, prácticamente el mismo del año pasado, que asumieron con ilusión un reto que les ha obligado a intensificar su preparación. Pero también de una directiva que ha llamado a todas las puertas habidas y por haber para cuadrar los números de un presupuesto que, inevitablemente, se ha multiplicado como consecuencia de viajes más largos, alojamientos y gastos administrativos mayores.
En contra de lo que muchas veces sucede cuando de deporte minoritario se habla, en esta ocasión las puertas se abrieron sin reticencias. Lo hicieron las del Concello de Ares, volcado con el que a día de hoy es primer club de la villa; pero también las de los patrocinadores privados: muchos pequeños comerciantes que verán sus nombres serigrafiados en los remos con los que la trainera aresana surque las aguas del Cantábrico; y otras firmas de mayor entidad, como Norinver, Apotuada, Cabreiroá y Leche Río Natura, cuyo dueño, Jesús Lence, ha sido un auténtico aliado en estas lides.
Masa social
Pero la hazaña de competir en ACT tiene otro nombre propio. O, mejor dicho, más de seiscientos. El de todos y cada uno de los integrantes de una masa social que no hace más que crecer. De hecho, la entidad ha multiplicado por seis los cien socios que tenía el pasado ejercicio.
Y es que Ares se ha volcado con un proyecto que ayer vivió su primera gran jornada festiva. Un día de exaltación del remo, con la Plaza de la Constitución como escenario, que contó con sesiones de remoergómetro para los más pequeños, venta de ropa del club, una comida con precios populares y, como acto central, la presentación de la trainera, la tripulación y sus patrocinadores. Un ocasión para, como asegura su presidente, Germán Sánchez, dar, sobre todo “gracias” a todos los que van a hacer posible el sueño.