Agentes de la Guardia Civil, del Grupo de Investigación Tecnológica de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de Madrid, descubrieron que varias empresas de A Coruña estaban implicadas en una organización criminal dedicada a la producción y comercialización de vinos falsificados de prestigiosas marcas: entre ellas, un restaurante donde se vendía la mercancía y una imprenta que fabricaba las etiquetas. La operación “Tag” concluyó con la detención de cuatro personas y a la investigación de otras cuatro por organización criminal, contra la propiedad industrial, contra la salud pública, estafa y blanqueo de capitales. Se calcula que pueden haber obtenido un beneficio de más de millón y medio de euros.
En la operación se realizaron seis registros de manera simultánea en las provincias de Madrid, Málaga y, por supuesto, A Coruña, tanto en los domicilios de los principales responsables de la red y los otros tres en sedes mercantiles (el restaurante y una nave). Así se incautaron de más de 1.600 etiquetas falsificadas de diferentes marcas, 26 botellas de vino falsificadas, sellos, tampones, multiherramientas, troqueladoras, moldes y planchas metálicas, etiquetas y contraetiquetas, cajas de embalaje de madera a nombre de una de las empresas perjudicadas, así como diverso material informático e impresoras. Asimismo, se ha intervenido documentación comercial que acredita las actividades ilícitamente desarrolladas y que permitió comprobar la venta de más de 1.500 botellas de vino de diferentes marcas desde el año 2014.
A través de la web
La investigación se inició el pasado mes de octubre a raíz de una denuncia presentada en la localidad de Navalcarnero (Madrid), por el responsable de una prestigiosa empresa de vino, que sospechaba que las botellas de su marca vendidas a través de una página web podían ser falsas. Los agentes pudieron constatar a través del análisis del portal web de venta que se estaba comercializando esta marca y continuando con la investigación, se pudo conocer que había más marcas perjudicadas.
En algunas ocasiones el precio de venta al público de la botella falsificada ascendía a más de 1.900 euros. La organización adquiría vino con propiedades similares y de la misma denominación de origen pero a un precio más económico. Posteriormente, lo envasaban en botellas cuyas etiquetas y tapones habían sido asimilados a los de las marcas a imitar. También, adquirían corchos y tapones parecidos a los de las marcas, para serigrafiarlos con una máquina de fabricación casera que habían diseñado para estampar los logos. l