NARÓN-La Asociación Virxe de Chamorro, un paso más cerca en la integración real

NARÓN-La Asociación Virxe de Chamorro, un paso más cerca en la integración real
piso tutelado asociación Virxe de Chamorro

“Esta es una experiencia única para mí. Estoy aprendiendo cosas que para el día de mañana me van a ser muy útiles por ejemplo para ayudar a mi hermana, con la que vivo en Esteiro”. Ángel Santamaría –“Santa” como le dicen sus compañeros–  es uno de los seis chicos con discapacidad intelectual de la Asociación Virxe de Chamorro que desde el pasado mes de enero comparten un piso tutelado en la calle Río Mandeo, en Narón. El proyecto, que la entidad inició el pasado mes de octubre, gracias a una subvención de la Obra Social La Caixa y a la cesión del inmueble por parte de un particular, beneficiará a una treintena de usuarios de la entidad que, divididos en cinco grupos de seis personas, podrán disfrutar de esta aventura durante tres meses.
Para Dani, Ángel, Rober, Santa y Xoán –Rafa repite turno– esta es su primera experiencia “semiautónoma” y es que su convivencia en este piso tutelado está supervisada en todo momento por un mediador. “Xavi está con nosotros desde las cinco de la tarde hasta las nueve de la mañana del día siguiente que nos vienen a buscar para ir a la asociación”, explica Rober.
Como en toda convivencia hay desencuentros, y la falta de experiencia se suple, la mayor parte de las veces, con grandes dosis de colaboración mutua. Se respiran ganas de aprender. Los seis se sienten privilegiados por vivir una experiencia que todos coinciden en que les sabrá a poco. Y es que por el momento, la subvención concedida solo permite mantener el proyecto durante el presente curso, tal y como explica la pedagoga, educadora social y responsable del mismo Miriam Garín.

Necesidades
El piso tutelado va más allá de una experiencia vital. “Conforme te vas haciendo mayor cambian tus necesidades, necesitas ir aprendiendo a hacer cosas por ti mismo”, explica Santa. Nada frena sus ansias de superación personal, ni tan siquiera su discapacidad. Un hecho de lo que son conscientes en la asociación. “El año pasado ya desarrollamos en la entidad un taller más teórico de aprendizaje de habilidades sociales que sirvió de antesala para esta iniciativa”, explica la coordinadora. Son los primeros pasos de un proyecto más ambicioso: poder contar algún día con una residencia propia. “No hay que olvidar que la Asociación Virxe de Chamorro no deja de ser una asociación de padres, por ello muy limitada, y que ha ido creciendo a la par que los chicos y aunque nos gustaría poder ofrecerles este servicio, ahora mismo es inalcanzable”, indica Garín.
En esta construcción de un proyecto vital, aspectos como sus derechos como ciudadanos y el acceso a un puesto laboral no quedan al margen. De los seis solo Dani trabaja actualmente repartiendo publicidad para una firma de comida a domicilio, aunque todos tienen experiencias que contar y muchos sueños por cumplir en este capítulo. Por ahora ya han alcanzado uno más.

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