Los trabajadores de la planta de aerogeneradores y palas que la corporación Siemens-Gamesa tiene en el polígono industrial de As Somozas han visto como las nuevas políticas migratorias del gobierno de Donald Trump suponen una nueva traba a la hora de trasladarse temporalmente a Estados Unidos para poder formar a sus compañeros en las técnicas productivas aplicadas en la factoría gallega. Este traslado de empleados entre instalaciones por parte de multinacionales como forma de impartir conocimientos específicos es una práctica muy común en el panorama empresarial internacional. Sin embargo, la proliferación en el último lustro de gobiernos nacionalistas con fuertes políticas proteccionistas ha puesto freno a esta forma de expandir el conocimiento.
Según la propia compañía, la embajada estadounidense en España ha endurecido notablemente los requisitos para que estos trabajadores puedan trasladarse durante cuatro meses a tierras norteamericanas con ánimo formativo, estableciendo ahora que todos estos empleados deben contar con titulación universitaria específica, o bien un contrato laboral y un tiempo en la empresa de dos años por cada uno de estudios de ingeniería –es decir, una veteranía de una década–.
A pesar de todo, la compañía informó de que en la actualidad cuatro operarios se encuentran listos para su traslado en los próximos días a tierras norteamericanas, donde formarán a sus compañeros de la planta de Fort Madison, en el estado de Iowa; aunque también señala que estas nuevas imposiciones dificultan notablemente el proceso de selección de personal a la hora de llevar a cabo estas operaciones.
Esta no es la primera vez que una empresa que opera en Ferrolterra ve arruinadas sus pretensiones de trasladar temporalmente operarios a otros países con ánimo formativo. Fuentes consultadas por este diario señalan que meses atrás a una partida de empleados de Navantia se les denegó el visado australiano –uno de los más complejos de lograr fuera del programa “Working Holiday Visa”– por un pequeño error en el formulario de solicitud.
El traslado de trabajadores entre sedes de una compañía fuera de un marco de libre movimiento internacional –como el espacio schengen en Europa o la Commonwealth de Reino Unido– resulta un proceso mucho más complejo de lo que suele pensarse y depende mucho de los tratados internacionales firmados entre ambos países, dándose incluso casos incoherentes dentro de un mismo marco. En Hong Kong o Macao, por ejemplo, existe una enorme cantidad de británicos, australianos y neozelandeses operando en las sedes locales de sus compañías nacionales; sin embargo, estos mismos trabajadores requieren de un visado especial mucho más difícil de conseguir en caso de querer trabajar en China, pese a que ambas áreas asiáticas pertenecen a la República Popular en régimen de “provincias especiales”.