La información y el proceso de peatonalización por fin se dieron la mano en el acto organizado por el gobierno para explicar las medidas que se pretenden poner en marcha para eliminar vehículos del centro de la ciudad.
El interés masivo por el tema –la capilla del Torrente estaba llena y mucha gente se quedó de pie– chocó con la escasa atención de algunas personas que desde un primer momento se dedicaron a negar cualquier dato aportado. La mayoría, sin embargo, escuchó la larga introducción y explicación de la ingeniera María Ramos, autora del estudio, si bien apenas hubo preguntas sobre el proceso y solo posiciones a favor y en contra.
El alcalde, Jorge Suárez, y la dil de Urbanismo, María Fernández, agradecieron la asistencia y se disculparon por la demora en convocar un acto de estas características y, de este modo, quedaron claros los planteamientos del ejecutivo de cara a conseguir un Ferrol sostenible.
Las propuestas –que la ponente repitió en varias ocasiones que son susceptibles de recibir aportaciones y mejoras– pasan por la eliminación de la circulación rodada entre las calles del Sol, San Diego, Iglesia y Lugo, al tiempo que se proponen plazas de aparcamiento disuasorio en solares privados, con cuyos propietarios ya se están negociando. Estos estarían situados en zonas como la calle Alegre, Rampa, inmediaciones del colegio de Canido o frente al Torrente Ballester. Estas propuestas recibieron ya las primeras críticas, como lo habían hecho los aparcamientos en superficie y subterráneos.
Con los datos aportados, se generaría un superávit de plazas de 2.376 para visitantes, si bien no estarían situadas en el centro, sino en zonas de la periferia, por lo que los desplazamientos a pie podrían alcanzar los diez minutos, como apuntó un asistente.
Los tramos en lo que se intervendría, con cambios en las circulaciones de las calles, también fueron algunas de las propuestas más contestadas, aunque serían susceptibles de cambios. La idea es crear unos corredores verdes en las zonas próximas a las plazas; intervenciones ligeras en las zonas de terrazas y hostelería; y otras más intensas, en los viales menos utilizados, con el fin de darles vida.
Los ruegos y preguntas despertaron al más apagado, con propuestas de un ascensor en el parking del Cantón, advertencias de que Canido se llenará de coches. Una mujer incluso achacó la peatonalización a madres que quieren dejar a los niños en la calle e irse de terrazas. n