“Se puede ser joven, feliz y cristiano al mismo tiempo, no es nada incompatible”

“Se puede ser joven, feliz y cristiano al mismo tiempo, no es nada incompatible”
el grupo ferrolano en una imagen con el obispo de la diócesis de mondoñedo-ferrol, josé sánchez monge

Daniel, Silvia, Jorge, Miguel y Andrés son un grupo de jóvenes ferrolanos, de 16 a 20 años, con inquietudes comunes con la gente de su edad pero con un vínculo que los une de manera especial, ser cristianos. Juntos –con otros compañeros como Manuel, José Luis y Lorena– forman los Guardianes de la Luz, una agrupación ferrolana que tiene ahora en la Jornada Mundial de la Juventud del próximo verano en Brasil su próxima cita internacional.

Como explica Daniel Robles, que actúa como portavoz de este grupo de jóvenes, se conocieron en la JMJ de Madrid –agosto 2011–, a donde acudieron con la Diócesis de Ferrol, sin formar parte de ningún grupo. Allí, explican, “nos dimos cuenta de que había más jóvenes a los que nos pasaba lo mismo, que teníamos las mismas inquietudes. Todos creíamos que éramos el único –estábamos en medio de todas las abuelitas en la iglesia, comenta medio en broma Daniel– y que no había jóvenes”. De vuelta a Ferrol, comenzaron a quedar y charlar y a seguir con lo que se vivió en la JMJ. “Creamos así un grupo de oración, nos reuníamos los sábados a las ocho y con un sacerdote empezamos a pedirle dirección y así empezó el grupo a desarrollarse”, indican. El nombre de la agrupación surgió, explican, de las palabras de Juan Pablo II que decía que los jóvenes tenían que ser los centinelas del mañana. Jugando con la simbología de la luz y con un sinónimo de centinelas nacieron los Guardianes de la Luz, con el objetivo de “poder guardar nuestra luz, la presencia de Dios en cada persona, porque se puede ser cristiano y ser joven y ser feliz al mismo tiempo”.

Los Guardianes no es el único grupo cristiano de Ferrol, pero sí de estas edades –abarcan hasta los 30 años, aproximadamente–. Así, comentan que hay otras agrupaciones en San Pedro o Santiago Apóstol, pero son grupos de postconfirmación o colectivos diocesanos que organizan campamentos, con los que también colaboran en lo que pueden.

Pero su día a día no es fácil, aunque se lo toman con humor: “Si todos fuéramos cristianos sería muy aburrido, no habría a quién evangelizar”. “Lo peor es cuando te atacan por creer lo que crees”, apunta Jorge Rodríguez, que recuerda las palabras de Alice Cooper: “Destrozar la habitación de un hotel es fácil, pero ser cristiano, eso es duro”.

En este sentido, Daniel cuenta su experiencia en un curso de electricidad de vehículos, donde el trato con sus compañeros cambió totalmente al enterarse de que formaba parte de un grupo cristiano, llegando a perderle el respeto.

Pero la convivencia y la evangelización los lleva a continuar animando a la gente “a dejar sus puertas abiertas para dejarse encontrar con Dios”, seguros de que “hoy en día la mayoría de la gente está buscando a Dios, aunque no lo sepa y al igual que tuvimos nosotros, tienen ellos un vacío, por eso intentamos acercarnos y presentar a Cristo”. “Algunos –apuntan– acuden a nuestras reuniones pero es difícil perseverar, cuando pasa el subidón lo dejan”.

En una situación como la actual, con una fuerte crisis económica, desahucios y situaciones difíciles, estar apegado a lo material no lleva a nada, comentan los Guardianes de la Luz. Por eso Daniel –venezolano– recuerda que en América Latina, la crisis económica acentuó los valores, mientras que en Europa esto se fue perdiendo y “cuanto más se tiene, más se olvida a Dios, porque no se precisa de él al tener todas las necesidades cubiertas”.

Este verano volverán a encontrarse con jóvenes de todo el mundo en las JMJ en Brasil, pero hasta entonces tienen un largo camino de recaudación de fondos para el viaje, que reconocen que podría ir mejor de lo que va. Para ello, han puesto en marcha iniciativas como rifas de cestas navideñas, pulseras, camisetas y merchandising, además de un café solidario que llevarán a cabo en el Casino, conciertos, etc. También las donaciones particulares les facilitarán el viaje. Por eso, consideran que “acudir a Río es una responsabilidad, por la gente que nos está ayudando y hay que tomárselo en serio. Es un dinero que no es nuestro y hay que hacerlo bien”.

Entre tanto, seguirán recordando a los jóvenes cristianos que no están solos y que juntos pueden compartir experiencias y las ganas de seguir a Cristo.

“Se puede ser joven, feliz y cristiano al mismo tiempo, no es nada incompatible”

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