Jesús Ares (Lito) lleva ya siete años formando parte de la comisión de fiestas de Perlío, labor que compagina con su actividad al frente de la asociación de vecinos y que desempeña junto a Suso (Enterrador), Ramón (Asturiano) y Roberto (Sindicales). Asegura que es un trabajo duro, al que hay que dedicar muchas horas de forma completamente altruista pero que ver a la gente participar compensa el esfuerzo. “Este ano dixemos que nos plantabamos pero a xente quedou tan contenta que non fixo máis que darnos folgos para que sigamos, así que xa estamos pensando nas festas de 2019”, asegura.
Los festejos de este año se celebraron en mayo con las fiestas de Os Santos y el pasado 11 y 12 de agosto con las de Santo Estevo. Desde la comisión aseguran que va a ser difícil superar el cartel de este año porque, lamentablemente, para el 2019 las fiestas de Os Santos caen en junio “e a seguinte semana xa nos toca volver a pedir cartos para celebrar as de agosto”, asegura Lito Ares. Este responsable de la comisión sostiene que si ya de por sí pedir para las de agosto es complicado, “porque hai moita xente de vacacións e atopas moreas de casas vacías”, para el próximo año será todavía más complicado.
Desde la comisión apuntan que, no obstante, la gente en Perlío quiere fiestas y responde, ya que en esta ocasión han contado con un presupuesto de más de 40.000 euros. La mitad, casi, se lo ha llevado una de las orquestas más importantes de Galicia, Olympus, a la que trajeron nada menos que en el mes de agosto cuando su caché es más elevado y que congregó a varios miles de personas, sobre todo jóvenes. “Co que se lle paga a unha destas orquestas pagas catro ou cinco máis”, apuntan desde la comisión.
Por otra parte, las nuevas generaciones empiezan a implicarse cada vez más en la organización de las fiestas de sus localidades. Un ejemplo de ello es la nueva comisión de fiestas de Espasante, en Ortigueira, integrada por tres jóvenes: Cris, Iván y Sergio, quienes se presentaban oficialmente a través de las redes sociales el pasado 2 de julio, anunciando que retomarían la tradición de informar de sus pasos utilizando las nuevas tecnologías. Como no podía ser de otro modo, junto a ellos llegó al pueblo Antón, el famoso cerdo que recorre las calles del lugar y que todos engordan hasta que llegue el momento de la matanza, una tradición que no podía faltar. La comisión cuida con mimo al cerdo, al que llegan a poner bronceador para que no se queme con el sol, pero también realizan otras labores encaminadas todas ellas para recabar fondos para organizar las fiestas como camisetas conmemorativas o llaveros con la imagen de Antón, además de la tradicional lotería de Navidad.
En ocasiones la organización de una fiesta conlleva hacer frente a algún que otro revés, como tener que suspender o modificar el programa por cambios de última hora. Es lo que ha ocurrido el pasado fin de semana con las fiestas de la localidad valdoviñesa de San Mamede, cuando debió suspenderse la actuación de la orquesta París de Noia. Lamentablemente el fuerte viento que sopló durante la jornada del sábado obligó al equipo a suspender la actuación. Tanto ese día como la jornada siguiente desde la orquesta se encargaron de explicar lo que había ocurrido a través de un comunicado asegurando que hasta el municipio se desplazó inicialmente un equipo de montaje integrado por cuatro tráilers y ocho técnicos montadores que a primera hora de la tarde no conseguían levantar el escenario debido a las fuertes rachas viento que soplaban y decidieron esperar a que mejorasen las condiciones del viento, algo que no ocurrió en todo el día y que obligó a la formación a cancelar la actuación prevista. La comisión deberá ahora acordar con ellos una nueva fecha para su concierto en la zona. Con respecto a París de Noia, tras haber recibido algunos comentarios maliciosos en las redes sociales, la formación explicó que no cobró nada a la comisión de fiestas a pesar de que el desplazamiento y montaje así como los daños que sufrió la estructura les han supuesto también importantes gastos a los que deben hacer frente.
Y es que organizar una fiesta patronal, encima de forma altruista y dedicando parte del tiempo libre de quienes integran la comisión, no es tarea fácil y conlleva también sinsabores. l