La misión ExoMars de la Agencia Espacial Europea (ESA), la primera europea con destino a la superficie de Marte, partirá hoy gracias a la colaboración de Roscosmos, la agencia espacial rusa. Ambos organismos intentarán resolver la vieja pregunta de si hubo alguna vez vida en el planeta rojo.
Para ello, ExoMars es, en realidad, dos misiones. La primera de ellas, la que se lanza en breve, consta de un orbitador –Trace Gas Orbiter (TGO)– y de un módulo que demostrará tecnologías de entrada, descenso y aterrizaje en la superficie marciana (EDM). La segunda de estas misiones volará hacia el planeta vecino en 2018 y desplegará allí un rover. La relevancia de este proyecto queda clara en las palabras de Leo Metcalfe, responsable científico de ExoMars, que explica que “conjuntamente, las misiones de 2016 y 2018 continuarán el éxito de la misión de la ESA, Mars Express, y la historia de la exploración, ya sustancial, en la búsqueda de bioseñales de vida marciana tanto en la atmósfera global y en el subsuelo planetario hasta una profundidad de dos metros, ayudando así a comprender mejor la evolución y la habitabilidad de Marte”.
Según explicó la ESA, la primera parte de ExoMars despegará desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajstán) a bordo de un cohete Protón, y está previsto que llegue a su destino en octubre. Su primera tarea allí será “dejar caer” el EDM, apodado Schiaparelli, sobre la superficie, tres días antes de alcanzar la atmósfera marciana, y estudiar su descenso. Schiaparelli utilizará la técnica del aerofrenado para reducir su velocidad lo suficiente para poder iniciar su descenso hacia la superficie marciana con garantías.