“Y el abuelo un día, en un viejo barco, se marchó de España. El abuelo un día, como tantos otros, con tanta esperanza. La imagen querida de su vieja aldea y de sus montañas se llevó grabada muy dentro del alma, cuando el viejo barco lo alejó de España”. Con esta estrofa de una de las canciones más famosas del cantante y compositor argentino Alberto Cortez se siguen identificando muchos de los emigrantes retornados que en su día tuvieron que abandonar Galicia para buscar un futuro más prometedor.
Es el caso de Fernando Piñón, uno de los tres voluntarios que ayer se reunió con alumnos de 3º de la ESO del IES Saturnino Montojo dentro del programa organizado por Afundación en el Espazo +60 “Fálame da Emigración”, y que aseguró que ese cántico todavía “hace que se le salten las lágrimas a más de uno porque narra muy bien lo que fue aquello”.
Piñón decidió emigrar a Brasil en 1960, Esther Benilde –otra de las voluntarias que ayer conversó con los estudiantes– hizo lo propio primero a Argentina (1953) y luego a Londres (1970) y Antonio Maseda embarcó en Vigo con destino Buenos Aires con tan solo 15 años en 1957. “Todos estábamos deseando salir de España pero luego todos deseábamos volver. Se tiene la idea del emigrante retornado con sombrero y dinero, pero la gran mayoría no regresaba así”, explicó Maseda, quien repite como integrante de este proyecto junto a sus compañeros y agradecen esta oportunidad de estar en contacto con los más jóvenes y destacan el interés que estos muestran por conocer el pasado.
El primer encuentro que tuvieron con los alumnos en el instituto la pasada semana consistió en poner en conocimiento de los adolescentes sus vivencias y ayer fueron los propios estudiantes quienes contaron las historias de sus familiares relacionadas con la migración. Como, Xavi, que narró cómo su tío abuelo fue asesinado tras regresar de Venezuela durante la Guerra Civil; o Chloé, cuyo padre, de origen francés, tuvo la oportunidad de realizar unas prácticas formativas en Barcelona a través del programa Erasmus, y de ahí pasó a Madrid, donde conoció a su mujer, para trasladarse finalmente a Galicia; o el bisabuelo republicano de Carmen, que emigró a Argentina y nunca más regresó; y la madre de Alicia, que vino con una amiga desde Colombia a pasar una temporada para conseguir trabajo y decidieron quedarse después de conocer a los que hoy en día son sus maridos y al enamorarse del mar.
“Me parece muy interesante que hagamos actividades para relacionarnos con las personas mayores”, indicó Paula, una de las alumnas, al mismo tiempo que confesó que le gustó “un poco más la sesión de la semana pasada, porque era muy interesante conocer las historias de vida que nos contaban del lugar al que habían ido, las diferencias que había entre cada caso y las anécdotas, como un señor que se escribía con su novia por carta y ella le dijo que si quería casarse tenía que pedírselo en persona”, relata.
El programa, que este año cumple su tercer aniversario, tiene como objetivo que las personas mayores le transmitan a los más jóvenes los conocimientos y experiencias adquiridos a lo largo de su vida, que los alumnos se beneficien del legado y de la experiencia y los comprendan mejor favoreciendo el respeto, y que la comunidad educativa incorpore nuevas modalidades de aprendizaje, fomentando el diálogo, la cooperación y el entendimiento entre generaciones distintas; “unha nova forma de coñecer o pasado para entender o presente”, apuntan desde Afundación.