La inversión de Ortega en el ladrillo supera los 2.000 millones en diez años

La inversión de Ortega en el ladrillo supera los 2.000 millones en diez años

A Amancio Ortega, fundador y máximo accionista de Inditex, le han bastado 10 años para confeccionar un auténtico imperio inmobiliario en España, una cartera a la altura de las grandes compañías patrimonialistas del sector. Su última adquisición, el imponente edificio del número 32 de la Gran Vía de Madrid, redondea una inversión total en España que se va por encima de los 2.000 millones de euros, según “Vozpópuli”.

Ortega, apasionado de los edificios emblemáticos, fundó en realidad su propia inmobiliaria, Pontegadea, hace doce años. Pero fue hace diez cuando comenzó a realizar las primeras operaciones que han contribuido a confeccionar su envidiable cartera. En 2004, el dueño de Zara puso sus primeras picas en vías como el Paseo de Gracia, en Barcelona, y el Paseo de la Castellana, en Madrid.

En la Ciudad Condal adquirió ese año el 50% del Edificio Virgin, por el que pagó algo más de 50 millones de euros. Posteriormente, terminaría por comprarlo del todo a sus socios, las inmobiliarias Restaura y Metrópolis.

bolsa

Por entonces, Inditex llevaba tres años como compañía cotizada, una circunstancia que había hecho aflorar la gran fortuna que poseía Amancio Ortega, hasta entonces desconocida para los mercados. Pero pocos podían sospechar que años más tarde, el empresario textil sumara al Virgin otros cuatro inmuebles en la vía más cara de Barcelona.

Entre ellos se encuentra la majestuosa sede del Banco Santander en la capital catalana. El inmueble formó parte de una de las grandes operaciones llevadas a cabo por Ortega en España.

En 2007, coincidiendo con el traslado del Santander a su nueva sede en Boadilla del Monte, la denominada Ciudad Financiera, el banco vendió al propietario de Inditex una cartera de diez inmuebles en España por valor de algo más de 450 millones. Al mismo tiempo, esta operación consolidó a Ortega como uno de los “dueños” del madrileño Paseo de la Castellana, la principal arteria de la capital, el eje del mundo de los negocios y de la toma de decisiones.

En ese lote de activos del Santander se incluía el edificio que el banco de los Botín poseía en el número 24 de esta vía, en la que el empresario había comenzado a invertir también en 2004, como en Barcelona, y con una operación de similar cuantía: un inmueble que, por entonces, albergaba a Terra, filial de Telefónica. Un año después compró el número 35, sede de Caja Duero, al fondo alemán Deka por cerca de 100 millones de euros. El apetito inversor en Madrid se le abrió de tal manera que cuatro años después había sumado otras dos casillas a su particular “monopoly”, pero no dos cualesquiera: la antigua sede de Axa, junto a la torre del BBVA (propiedad de GMP) y ni más ni menos que la Torre Picasso, comprada a FCC por unos 400 millones de euros.

liquidez

El fundador de la multinacional coruñesa ha sabido actuar en la época de la burbuja y también en plena crisis, como es el caso de esta última operación. Porque lo que nunca falta en el balance de Ortega es liquidez. Desde que Inditex cotiza en Bolsa, el empresario ha ingresado no menos de 4.000 millones de euros y sin vender una sola acción más que en la OPV, solo en concepto de dividendos.

Para hacerse con la Torre Picasso, Pontegadea aprovechó la situación de necesidad de FCC, que precisaba reducir deuda antes de que finalizara el año 2011 y que valoró la inmediatez de la oferta de Ortega, que no era la más voluminosa pero sí la más segura.

Así, añadió probablemente su joya más preciada en España, por los citados 400 millones, una ganga si se compara con los más de 800 a los que había sido valorado el activo cuatro años antes, cuando FCC compró el 20% del inmueble a El Corte Inglés.

Desde entonces y hasta la reciente operación de Gran Vía 32, Ortega ha realizado compras más selectivas en España y ha mirado más al exterior para cerrar grandes operaciones.

Aún así, ha adquirido más edificios en Madrid (en la comercial calle de Serrano), en Barcelona (la antigua sede de Banesto) y en Valencia (donde se aloja la tienda Apple).

La inversión de Ortega en el ladrillo supera los 2.000 millones en diez años

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