Navantia acaba de firmar con Australia un contrato para estudiar la introducción del sistema de mando y control de SAAB y el radar aéreo de CEA en su diseño de la F-105. El acuerdo denota el interés en que este buque sea el elegido para el programa SEA 5000, que contempla la construcción de ocho fragatas en el astillero de ASC en Adelaida, donde se están fabricando ahora los destructores AWD de diseño español. La decisión iba a tomarse inicialmente en 2017, pero el Gobierno federal se está planteando adelantar esa fecha para evitar la falta de ocupación en su industria naval.
Hace unos meses que el ministro de Defensa de Australia, David Johnston, declaró en una entrevista que se habían consignado ya más de 53 millones de euros para la puesta en marcha de los estudios necesarios para desarrollar el ambicioso programa de fragatas, aludiendo a que sería probablemente un diseño de Navantia, evolución de los actuales destructores AWD que se construyen en Adelaida, el elegido. Nada ha cambiado y los medios de comunicación de aquel país se hacen eco de la buena situación que ocupa la empresa española para hacerse con el contrato, si bien señalan que en el concurso participarán también la francesa DCNS y la alemana ThyssenKrupp, que presentaría dos modelos diferentes al proceso de selección.
El programa de ocho fragatas genera especial expectación en la industria naval militar australiana, que espera que su llegada contribuya a paliar el valle de ocupación que habrá cuando termine la construcción de los destructores AWD. Es dudoso que los astilleros de Adelaida participen en el próximo programa de submarinos, del que ha quedado apeada definitivamente España, y están terminantemente apartados de la fabricación de dos buques de aprovisionamiento, un proceso en el que compiten Navantia y Daewoo, por el retraso y los sobrecostes de los AWD.
Según publican los medios de comunicación australianos, el sobrecoste en los AWD se ha disparado por encima de los 560 millones de euros –800 de dólares americanos–, con lo que la situación, lejos de corregirse, se ha agravado desde el pasado junio, cuando el Gobierno reconoció un retraso de 21 meses y un coste, por encima del inicialmente presupuestado, de 221 millones. Esta situación motivó que el programa de construcción de dos buques de aprovisionamiento vaya a desarrollarse, definitivamente, en un astillero extranjero. Navantia, con su BAC “Cantabria”, aspira a hacerse con este contrato en competencia con el coreano Daewoo.
Pero además, los australianos tratan de corregir las desviaciones del proyecto AWD contando con la experiencia de la española Navantia. Está a punto de cerrarse un acuerdo que se traducirá en el desplazamiento a Adelaida de un nuevo equipo de trabajadores y en la participación directa de la empresa española en el consorcio que gestiona el programa.