La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, confirmó ayer que su antecesor inmediato, Luiz Inácio Lula da Silva, se incorporará al Gobierno como jefe de la Casa Civil, convirtiéndose así en aforado en medio de las investigaciones judiciales en su contra por su presunta implicación en la trama corrupta de Petrobras.
“El cargo de jefe de la Casa Civil será asumido por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva”, anunció el Palacio de Planalto en un breve comunicado. Jaques Wagner, que hasta ahora ocupaba este cargo, pasará ahora a la jefatura del gabinete personal de Rousseff.
La prensa ya había adelantado que Lula se sumaría al Ejecutivo de la presidenta para protegerse de la ofensiva judicial en su contra. Sin embargo, desde el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) explican que el objetivo es ayudar a Rousseff a superar la crisis política y económica.
Lula fue detenido brevemente el 4 de marzo para ser interrogado sobre la propiedad de un tríplex ubicado en el Edificio Solaris, un condominio de lujo de Sao Paulo construido por el grupo de ingeniería OAS, involucrado en el escándalo de corrupción de Petrobras.
un “orgullo”
Los investigadores creen que Lula es el verdadero dueño del apartamento y que lo habría recibido como pago por ejercer su influencia en la adjudicación de los contratos públicos de Petrobras, de acuerdo a lo publicado por la prensa local.
Rousseff criticó en varias ocasiones las medidas coercitivas aplicadas sobre su antecesor en el cargo. La semana pasada llegó a apuntar que sería un “orgullo” tener a Lula como ministro del actual Gobierno. Pero la sorpresiva incorporación durante las investigaciones contra él, ha provocado el aumentado de la presión sobre la líder del Ejecutivo brasileño.
A ella también se la cuestionada por “Lava Jato” y es objeto de un proceso de juicio político por maquillar las cuentas públicas de 2014. De hecho, millones de brasileños se manifestaron el domingo para exigir su dimisión.
Pese a todas las polémicas, ya el propio martes Dilma Rousseff rechazó “con vehemencia e indignación” que esté intentando intentara comprar el silencio de un delator de Petrobras.