Las terrazas deberán separarse de las fachadas y lucir sillas de aluminio

Se buscará el beneficio tanto del sector de la hostelería como el de los ciudadanos pero se cumplirá con la Ley de Vivienda. En esa línea se manifestó la concejala de Urbanismo, María Fernández Lemos, al término de la reunión de la comisión de terrazas que, integrada por dos arquitectos, un ingeniero y un administrativo, trabaja en la evaluación de las cerca de 200 solicitudes de terrazas que tienen sobre la mesa.
La edila indicó que se está intentando agilizar los trámites para adaptar los criterios en los distintos barrios a la ordenanza que quedó aprobada y que no se modificará para no provocar más problemas a ciudadanos y hosteleros. Pero, al margen e esta normativa de carácter municipal, la concejalía espera que las instalaciones cumplan con la Ley de Vivienda, que garantiza los criterios de accesibilidad universal.
En esta línea, las terrazas tendrán que estar situadas a un mínimo de 1,50 metros de distancia de la fachada, dejando libre un espacio para permitir la accesibilidad. Así, salvo excepciones puntuales motivadas por la configuración de las calles de la ciudad se intentará dejar ese espacio.
Los cierres laterales se permitirán si son a modo de mampara, transparentes, y desde la misma altura a la que están las terrazas. Se intentará evitar que algunos establecimientos utilicen las terrazas como una ampliación de su local en espacio público, con elementos que adosan a las fachadas y que impiden por completo el paso de los peatones, generando zonas insalubres e incluso dificultando la correcta aireación del local.
En cuanto a la estética, quedó fijado que los parasoles serán blancos o crudo y las mesas y las sillas de aluminio, en términos generales. No se permitirá, además, la ocupación de más del 20% del espacio público en plazas urbanas o calles peatonales.
En el aso de los hosteleros de una zona lleguen a acuerdo, se les permitirá cambiar el color de las sombrillas e introducir algún cambio, pero siempre con un proyecto conjunto –como en Amboage, que se propusieron en negro–.
También se podrá presentar un proyecto conjunto para los cierres estables de distintas zonas de la ciudad.
Lo que se busca, en general, es que el sector de la hostelería se beneficie y que los ciudadanos puedan disfrutar de los locales pero sobre todo de las vías públicas y de la ciudad. 

Las terrazas deberán separarse de las fachadas y lucir sillas de aluminio

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