Un día después del debate electoral entre los principales candidatos a la presidencia del Gobierno, los partidos políticos siguen enrocados en sus posiciones sin que se atisbe ninguna posibilidad de superar el bloqueo político o encontrar una vía para afrontar la crisis en Cataluña.
Con calificativos de “soporífero” o de un nivel “exiguo” de argumentario y de inteligencia se definió ayer el único debate de esta campaña electoral, sobre el que casi todos coinciden en que no se vislumbraron alternativas o posibles pactos para lograr una mayoría de gobierno.
El líder del PP, Pablo Casado, no quiso pronunciarse en torno a quién ganó ese debate, pero sí tiene claro que lo perdió Sánchez “por su silencio e inseguridad”, al no responder a sus preguntas ni explicar lo que quiere.
Con su silencio “atronador”, dijo Casado desde Santander, constató que quiere “volver a pactar” con ERC y JxCat y contar con la abstención de Bildu para gobernar, algo que le “incapacita” para seguir al frente del Ejecutivo.
Lo consecuente
También dirigió sus críticas al candidato socialista la portavoz parlamentaria de Unidas Podemos, Irene Montero, quien aseguró que hasta los votantes del PSOE “de toda la vida” saben después del debate que lo consecuente con ser de izquierdas es hacer que la formación morada esté fuerte el 10 de noviembre.
A juicio de Montero, se vio “con claridad” que Sánchez tomó la decisión de buscar la alianza con la derecha y así se lo pidió “explícitamente” al líder del PP, Pablo Casado.
El primer bloque de discusión, centrado en la cohesión de España, mostró la enorme distancia que separa a los candidatos a la hora de plantear posibles salidas a la crisis en Cataluña.
En un mitin en Valladolid, Sánchez lamentó que ni Casado ni el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, alzaran la voz contra los anuncios del dirigente de Vox Santiago Abascal para derogar el aborto o la ley contra la violencia machista.
Hacer lo contrario
“Callan porque hacen todo lo contrario a lo que hace el PP en Europa o los centristas en Francia, en Holanda y otras partes de Europa, que es combatir a la ultraderecha como se tiene que combatir: aislándola, condenando su franquismo, su machismo, su xenofobia y su racismo, condenando todo aquello que representan valores contrarios a la democracia”, argumentó Sánchez.
Abascal se quedó “muy satisfecho” con el resultado del debate porque tuvo la oportunidad de dirigir directamente su mensaje a los ciudadanos “sin manipulaciones o distorsiones”.
En una entrevista en EsRadio, el líder de Vox dijo que ahora los españoles les conocen mejor, “sin asustar a nadie” y evitando ser vistos como un “coco” que pueda atemorizar a algunos votantes.
Por tercera vez
Aunque no estuvo presente, por representar a una formación sin representación parlamentaria, el dirigente de Más País Íñigo Errejón ha lanzado un aviso en el sentido de que, si el próximo domingo se repiten los apoyos a PSOE y Podemos, “nos llevarán a terceras elecciones”.
Tras incidir en que el bloqueo tiene que terminar, el ex número dos de Podemos dijo que pondrá todos los escaños que consiga a disposición de la formación de un gobierno progresista.
También como testigo el más contundente fue el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, quien consideró que el debate fue una película con guión “soporífero”, los “mismos” actores y argumentos, “muchos de ellos ya muy vistos y quemados”.
Hoy, la víspera del cierre de campaña, habrá un nuevo debate en laSexta, aunque las protagonistas, según esta cadena de televisión, serán “las mejores jugadoras” de los cinco principales partidos: María Jesús Montero (PSOE); Ana Pastor (PP); Inés Arrimadas (Cs); Irene Montero (Unidas Podemos), y Rocío Monasterio (Vox).