La terminal de contenedores del puerto exterior de Caneliñas, que gestiona la firma Ferrol Container Terminal –propiedad del grupo turco Yildirim–, se encuentra plenamente operativa desde principios de 2016, sin embargo, con casi tres cuartos del año consumidos, todavía no ha logrado entrar en servicio.
Una situación que ha despertado cierta inquietud en la comunidad portuaria, pero que no perturba en exceso a sus responsables. “Sabíamos que era una actividad con una fortísima barrera de entrada, donde es muy complicado empezar de cero, como sucede en Ferrol”, explica Diogo Pereira de Castro, director general de FCT.
navieras
El responsable de la terminal señala que la mayoría de navieras que realizan transportes continentales tienen ya establecidas sus rutas, las cuales han estudiado durante años para maximizar tiempo y dinero, por lo que “resulta complicado meter una nueva escala” “Tendría que ser extremadamente rentable para que modificasen sus itinerarios”, afirma Pereira de Castro.
Por ello, el principal objetivo de Ferrol Container Terminal es convertirse en un punto de distribución para los grandes portacontenedores procedentes de China o de Suramérica, lo que se conoce como tráfico “deep sea”. Desde aquí se redistribuiría la carga para llegar a su destino en barcos más pequeños, por carretera o por tren, gracias al nuevo acceso ferroviario a Caneliñas.
Y es que la dársena exterior cuenta con unas peculiaridades que suponen una enorme ventaja competitiva dentro del continente europeo. En primer lugar, explica Diogo, la situación geográfica es inmejorable; “Ferrol es una auténtica puerta de la fachada atlántica” y su puerto exterior cuenta con cerca de 20 metros de calado, lo cual permite operar no solo a los buques más grandes de la actualidad, sino a los que puedan llegar en los próximos años.
“En Europa solo Rotterdam cuenta con un muelle en estas condiciones. Y en todo el continente no hay más de cinco puertos de más de 17 metros de calado”. A esto hay que sumarle los casi 300.000 metros cuadrados de superficie de almacenamiento de contenedores y los 1.500 metros de muelle, con las dos grúas pórtico que podrán atender buques de más de 9.000 TEUs de capacidad y con alcance para 18 filas de contenedores a bordo.
Su vocación como “hub” de transbordo no le impedirá, aclara el director general, generar sinergias con empresas locales, en un radio aproximado de 50 kilómetros. La ubicación en las comarcas de Ferrol, Eume y Ortegal de grandes firmas con líneas de negocio internacionales podría suponer otro nicho de negocio para la terminal.
“Cuanto más fuerte sea el sistema portuario local, mejor nos irá a todos”, sostiene Pereira de Castro. Reconoce que mucha de la mercancía que se mueve en los muelles de Ferrol no suele estar contenerizada, pero no descarta poder ofrecer alguna oportunidad de negocio a las empresas de la zona.
“Existen buques multipropósito que podría transportar bienes de equipo eólicos, por ejemplo. O quizá una carga de astilla con destino a Brasil. Estamos abiertos a eso”. De hecho, la labor comercial supone, actualmente, la mayor actividad de la empresa. “Llevamos meses explicando nuestro negocio a potenciales clientes de la comarca”, insiste Diogo.