Reportaje | “Esta experiencia te pone los pies en la tierra; es una cura de humildad tremenda”

Reportaje | “Esta experiencia te pone los pies 
en la tierra; es una cura de humildad tremenda”
Marta Grela e Iria Somoza durante una consulta en el Complexe Provincial des Persones en Situation d’Handicap el pasado año, donde atendieron, sobre todo, a niños y ancianos

Presentaron su trabajo de fin de grado el pasado mes de junio en la Facultad de Podología del campus de Ferrol, están a punto de cumplir 22 años y en poco más de un mes, Marta Grela e Iria Somoza, viajarán al municipio marroquí de Azrou para coordinar el proyecto “Podología Solidaria”.
Esta será la segunda vez que viajen al país africano, ya que la primera toma de contacto fue el pasado año. “Las dos teníamos claro que nos gustaría hacer alguna acción humanitaria relacionada con la podología. Iria estuvo mirando y encontró la página de la asociación Felicidad sin Fronteras –entidad con la que viajan también esta vez– que ofrecía la posibilidad de participar en un proyecto sanitario general. Mandamos la solicitud, contactaron con nosotras y fuimos a la aventura. Y la verdad que nos encantó”, explica Grela.
Cuando se piensa en proyectos de cooperación internacional muchas veces se relaciona automáticamente con medicina general, higiene, nutrición, procesos odontológicos... pero rara vez se asocia con la salud de los pies. “Nosotras llegamos allí y desconocíamos cómo tenía la población el tema de los pies y la verdad es que muy mal. Y te das cuenta de que en un mes no hace nada, por lo que vimos la necesidad de emprender este proyecto y conseguir voluntarios para ir implantando, poco a poco, todo lo que no hay”, indica.
Para conseguir todo el material necesario con el que trabajarán durante los meses siguientes en el Complexe Provincial des Persones en Situation d’Handicap –donde también se hospedarán– han puesto a la venta pulseras y libretas solidarias –a dos y tres euros, respectivamente– para conseguir fondos de particulares. “La verdad es que la venta va muy bien, llevamos cerca de 600 pulseras. Y también contamos con fondos que nos donaron la asociación de estudiantes de Podología y Enfermería de la USC de Ferrol y clínicas y casas comerciales. Disponemos de presupuesto suficiente y ahora estamos buscando la mejor manera de trasladar el material a Marruecos”, explica Marta Grela, que apunta que el año pasado les requisaron en la frontera los utensilios por lo que tuvieron que volver una segunda vez en diciembre.
Sus pacientes mayoritarios son ancianos y niños y, aunque trabajan en un centro de atención a personas con discapacidad, su consulta está abierta a la población en general. Las intervenciones que más llevarán a cabo serán quiropodias –quitar durezas y hacer las uñas– y tratamiento de pie diabético, algo que allí “es totalmente ignorado, por lo que queremos hacer un análisis de diabetes a la población y, a partir de ahí, empezar a tratar los problemas”, explica la recién graduada. Además, también tratarán la biomecánica –a base de plantillas– con los niños que pisan muy mal o incluso tienen problemas como el pie zambo. “Estamos intentado que, dos veces al año, un equipo de podólogos que hacen cirugías vaya una semana a operar allí, pero aún falta que el gobierno firme las autorizaciones”.
A nivel profesional, este tipo de experiencias aportan muchísimo, pero para Marta Grela es más lo que se gana a nivel personal. “Te pone los pies en la tierra. Es una cura de humildad tremenda. Valoras realmente lo que tienes aquí y la soberbia se te va totalmente. Allá una silla de ruedas es como si aquí tienes un Mercedes. Te das cuenta de que nos quejamos de vicio", confiesa la podóloga, que asegura que la población agradece mucho sus visitas, especialmente los más pequeños y los más mayores porque les sacan de sus rutinas.

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