El empate supone un buen resultado, ya que el conjunto coruñés se queda a tres puntos del liderato y a dos del segundo puesto, y le esperan tres partidos seguidos en Riazor para poder asestar un arreón en su intento de consolidarse en la zona de ascenso directo.
La enfermería concedió un respiro a Natxo González, tras varias jornadas en las que las lesiones castigaron seriamente la medular. Mosquera, baja ante el Nàstic por un problema muscular, formó en el centro del campo junto a Álex Bergantiños y Edu Expósito, mientras que Vicente y Carlos, también recuperados pero con un mayor tiempo de inactividad, comenzaron en el banquillo.
En el eje de la zaga volvió Duarte, tras cumplir un partido de sanción, mientras que en el lateral izquierdo esta vez le tocó a Caballo, en su rotación constante con Saúl, quien vio el partido desde la grada.
Este duelo con sabor a Primera, entre dos de los principales candidatos al ascenso, arrancó muy abierto, con el Depor buscando la portería contraria y el Málaga presionando muy arriba. Las imprecisiones defensivas fueron una constante en los minutos iniciales, lo que permitió varias llegadas con cierto peligro en ambas áreas. La más clara de los coruñeses, a los siete minutos, tras un resbalón del central Pau Torres, que aprovechó Quique para robarle la pelota e internarse en el área, pero se escoró demasiado y se quedó sin ángulo para el disparo.
El conjunto que dirige Juan Ramón López Muñiz, el menos goleado de la categoría, salió a morder muy arriba. Con una presión asfixiante a los centrales, el cuadro local trataba de dificultar la salida del balón del Depor, que abusaba de la circulación en horizontal y acusaba la enorme distancia entre Mosquera, demasiado retrasado, y Edu Expósito, que ejercía de mediapunta.
A los 23 minutos, llegó el primer disparo de los herculinos. Mosquera culminó un buen contragolpe con un remate desde la frontal del área, pero el chut del mediocampista de la Gaiteira salió alto.
En el 29’, fue Expósito quien probó su puntería, también desde la frontal, pero su remate, demasiado centrado y blando, fue a las manos de Munir.
Cartabia y el catalán tomaron los mandos de la ‘nave’, la circulación empezó a funcionar, el Depor se adueñó de la pelota y encerró a los malacitanos, cómodos atrás.
El equipo triangulaba bien, pero no estaba nada fino a la hora de centrar ni de sacar los córners, dos de las principales armas del conjunto herculino.
Tras los primeros 35 minutos, quedaba claro que solo había un equipo que trataba de jugar al fútbol y crear ocasiones, el Deportivo, mientras que el Málaga seguía al dedillo su manual de toda la temporada, el de mostrarse sólido atrás, intentar asfixiar al rival con la presión y tratar de pescar algo en alguna contra.
La primera ocasión del Málaga llegó en el minuto 38, a balón parado (no podía ser de otra forma, ya que su juego era inexistente). Pacheco botó una falta desde el costado derecho del área deportivista. El mediocampista intentó sorprender a Dani Giménez con un disparo a puerta en lugar de colgar el balón, pero el guardameta, atento, atajó sin problemas.
En el 43’, atacó el Depor de nuevo. Cartabia, el más incisivo, entró como un puñal por la banda derecha y metió un buen centro, pero Borja Valle, desde el punto de penalti, la pegó mordida y la pelota no encontró el arco.
Reanudación con susto
Cómo cambió el cuento en el arranque del segundo tiempo. El Depor salió con una caraja monumental y casi lo paga. A los tres minutos de la reanudación, Marí cedió el balón a Dani Giménez y el portero, ante la presión de Keidi Bare, despejó mal y el esférico le cayó a Blanco Leschuk, que disparó a bocajarro, pero el meta enmendó su error salvando el gol.
Un minuto después, Mosquera perdió una pelota en su campo que a punto estuvo de costarle un disgusto.
El Depor se recompuso, volvió a hacerse con el control del encuentro y, antes de que se cumpliera el primer cuarto de hora de la segunda mitad, dispuso de una nueva ocasión. Mosquera asistió a Edu Expósito, que metió un pase en profundidad a Borja Valle, que, desde la frontal del área, sacó un disparo potente y raso que atajó el guardameta local.
Los blanquiazules volvieron a la carga en el minuto 64. Quique, que no paró de ‘pegarse’ con los centrales, culminó una contra con un disparo que no encontró la meta andaluza.
En el 67’, llegó la jugada más bonita del encuentro. Edu Expósito, un ‘jugón’ cada día más necesario en la medular, se inventó una ocasión él solo. Recuperó un balón en la zona de tres cuartos, se internó en el área, rompió la cintura a dos rivales y le dejó la pelota con sutileza a Cartabia, que no supo ponerle el lazo a la brillante acción. El argentino le pegó mal al balón y este salió desviado.
Dos minutos después, Natxo González movió el equipo. El técnico sentó a Mosquera y metió a Vicente Gómez, que venía de perderse los tres encuentros anteriores por lesión.
Y en el 75’, fue Cartabia quien se marchó a la ducha. El argentino, el más desequilibrante en el primer tiempo, llevaba varios minutos sin ‘gasolina’ y el entrenador deportivista decidió meter en su lugar a Pedro, que reaparecía dos meses después de sufrir una lesión muscular.
A medida que avanzaba el encuentro, más daba la sensación de que el Málaga se conformaba con el empate, mientras que el Depor metía una marcha más y se lanzaba en busca de tres puntos importantísimos.
Así, en el minuto 78, Quique lanzó un disparo cruzado al palo largo que obligó al guardameta local a lucirse.
Valle tuvo la más clara
Tres minutos después, llegó la ocasión más clara del encuentro. Borja Valle enganchó un balón muerto en el área malacitana pero, con todo a favor, erró el mano a mano ante Munir, que adivinó la intención del punta deportivista de picarle la pelota por encima y sacó una mano salvadora.
El Málaga dio la réplica en el 85’, con un remate de Harper desde el costado derecho del área, pero Dani Giménez se lució con una gran estirada.
El Depor no se amilanó y se presentó en el área contraria en dos ocasiones más, ambas de Quique. Pero el pucelano no estuvo acertado en el remate.
El equipo coruñés quiso ganar, pero no pudo ante un adversario cuyo único argumento fue la defensa. Aun así, el resultado y el juego refuerzan la moral de los herculinos.