11º-18º
viernes | 19 abril | 2024
El Grupo Naturalista Hábitat cumple cuarenta años y lo hace con Ricador Ferreiro, herpetólogo y profesor de biología, a la cabeza de 150 socios que realizan actividades que abarcan gran parte del noroeste español, pero que sobre todo están centradas en Galicia. Ferreiro se unió a la asociación porque echaba de menos salir al campo e interpretar la naturaleza con otros expertos, pero Hábitat va mucho más allá: celebran conferencias, recuperan zonas quemadas, realizan estudios medioambientales, compran zonas de bosque autóctono...
¿Su labor es sobre todo didáctica?
Es lo que hace especial al grupo: el deseo de aprender los unos de los otros. Somos más de 150 socios, no muy grandes pero muy activos. Movemos a 5.000 personas en el monte haciendo trabajos de recuperación ambiental. Pero el núcleo duro son 20 personas que llevan el peso de la asociación.
¿Así que se dedican a recorrer el campo con prismáticos?
Repartimos el tiempo. Parte es de estudio de la naturaleza y colaboramos con la Universidad, con el Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo, con Emalcsa, para hacer estudios de biodiversidad. Otra parte es la divulgación, la puesta en valor de esa riqueza, y la tercera, acciones de conservación. Intentamos equilibrar, sin que ninguna de las patas se nos quede suelta.
¿Hasta dónde llegan?
En principio, era sobre todo provincial, pero desde los últimos cinco años estamos haciendo trabajos en Pontevedra y Ourense y proyectos para Asturias. Nuestra publicación abarca el noroeste.
¿Cómo ha cambiado estos años?
El conservacionismo evoluciona lo que evoluciona la sociedad: ha avanzado mucho, la gente acude a las jornadas, tiene conocimiento sobre el tema, pero la sociedad en su conjunto tiene mucho que avanzar.
¿Pero estamos mejor que antes?
Es una pregunta complicada, porque echamos mano es de nuestra memoria personal, y siempre creemos que el pasado era mucho mejor, pero no tenemos suficiente información.
¿No?
Estamos hablando de evolución de comunidades, de ecosistemas, y ni siquiera sabemos cómo evolucionan o dónde están. No tenemos la distribución de las especies. Sabemos que sustituimos el 60% de la superficie arbórea por especies foráneas, lo que es una pérdida clara.
¿Y aquí, en la ciudad? ¿El Ayuntamiento es ecologista?
Es la primera vez que tenemos un convenio con la corporación que está gobernando, podemos comunicarnos con una facilidad que con otras administraciones no tenemos.
¿Qué se podría mejorar?
Los entornos urbanos son complejos. Hay muchas necesidades e intereses y hay muchísimo que se podría mejorar. Las especies invasoras son uno de los mayores problemas para la conservación: donde hay más tráfico humano, encontramos más. En A Coruña, muchas especies están desplazando a especies autóctonas.
Este es nuestro ecosistema.
No queremos que la ciudad se convierta en un bosque, no seamos utópicos, pero sí racionalizar los usos. Porque es bueno para la naturaleza pero también para las personas. Tener a un paso de tu casa un lugar agradable donde pasear mejora la vida: si voy hasta O Portiño para ver una puesta de sol, o la Torre de Hércules, quiero que me recuerde a los prados que había. Un poco de medio ambiente ofrece riqueza para los seres humanos que viven allí.
También recogen basura.
Tenemos campañas día sí, día no, y siempre encontramos dónde hacerlas, tanto en playa como de interior. En la ciudad deportiva de Abegondo se concentran muchos plásticos que tira la gente en los partidos. Hay zonas en las que el suelo ha desaparecido. Retiramos toneladas de botellas de plástico.
¿De los hinchas del Deportivo?
No creo que vayan los del Cuenca... El caso es que si vas con un grupo de 20 voluntarios, salen asustados y sorprendidos de lo guarros que somos. Por eso nos gusta llevar a los niños, porque luego se lo dicen a sus compañeros y se animan a colaborar.
Pero su habitación no la limpian.
(ríe) Eso es también educación.
