Por y para el baloncesto

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Baloncesto Liga Femenina 2 Baxi Ferrol-ADBA Avilés

Lino López ya le había advertido de que iba a jugar, pero cuando el pasado sábado oyó las palabras “Sonia, prepárate”, un revoltijo de sensaciones la inundaron: emoción, ilusión, nervios... pero también mucha satisfacción por disfrutar de la recompensa a diez años de trabajo y sacrificio. Porque, con 16 años, Sonia Bra Piñeiro (Ferrol, 25 de febrero de 2003) encarna el prototipo de jugadora de club y el suyo es el sueño de cualquier “canterana” que, enfundada siempre en la camiseta del Uni Ferrol, ha ido completando etapas formativas hasta debutar el pasado sábado en Liga Femenina 2 con el primer equipo frente al ADBA Avilés. Ejemplo y espejo en el que, tímida pero resuelta en sus palabras, confía puedan mirarse otras muchas niñas que vienen por detrás.

“Intenté hacerlo lo mejor que pude para que las niñas vean que es posible tener oportunidades como esta. Ahora espero en el futuro seguir mejorando y aportar cada vez más al equipo”, explica Sonia Bra, que combatió con concentración los nervios que la asaltaban en la jornada de su debut pero que reconoce haberse quedado impactada cuando Lino López le dijo en el segundo cuarto, mucho antes de lo que ella esperaba, que iba a salír. “Ahí me quedé impactada y la verdad es que con los nervios no recuerdo mucho del momento de salir. Sandra Prieto me deseó suerte y me dijo que lo hiciese lo mejor que pudiese y Lino que no tuviese miedo, que atacase y tirase si podía”, rememora.  

Y vaya si lo hizo. Sin mucha fortuna, porque alguno de sus lanzamientos se salió de dentro, pero con gran criterio demostrando madurez y, sobre todo, la confianza de quien se siente arropada por el cuerpo técnico y por sus jugadoras. A muchas, como Patri Cabrera o Natalia Rodríguez, ya las conoce desde hace tiempo. La canaria, incluso, la entrena en Primera Autonómica. Con las extranjeras también confiesa llevarse bien no en vano, a pesar de su juventud, siempre ha lidiado con vestuarios de mayor edad.

Por su envergadura y cualidades, Sonia Bra siempre ha destacado entre las niñas de su generación y, convertida en una de las jugadoras más prometedoras del club, habitualmente ha compaginado el trabajo con su equipo con incursiones en escuadras de categoría superior. Una tendencia que este año ha alcanzado una nueva dimensión. Ni una, ni dos, ni tres... hasta cuatro camisetas distintas vestirá a lo largo de la campaña pues, además de sus presencias esporádicas con el equipo de Liga Femenina 2, la joven forma parte de la plantilla del sénior que juega en Primera Autonómica, del junior de Segunda División y, además, juega vinculada en Primera categoría de este grupo de edad con el Estudiantes de Lugo.

¿Cómo lo hace? Con constancia, organización y muchas ganas. Entrena una vez por semana en Ferrol o en Lugo en función de las necesidades de Lino López. “A veces es complicado, porque tienes que aprenderte las jugadas de todos los equipos y manejar muy bien el tiempo”, reconoce. Un sacrificio que hace con ganas y, sobre todo, tratando de no descuidar tampoco sus estudios de Primero de Bachillerato: “Si te aplicas y estudias en el tiempo libre hay tiempo para todo, pero tienes que estar solo a eso y no puedo distraerme con otras cosas ni quedar tanto como me gustaría con mis amigas”.

Deportivamente, también tiene que asumir roles muy diversos. En el que más cómoda se encuentra es en el de alero, pero se prepara para rendir en cualquier escenario. Hace años su talón de aquiles era la defensa, “pero este verano estuve trabajando para mejorar y en los últimos partidos estoy defendiendo mejor que ataco”, advierte esta jugadora que, desde la humildad, reconoce que sus puntos fuertes son “el manejo de balón y jugar bien los bloqueos directos”. 

Muchas cuestiones técnicas y tácticas que está reforzando esta polifacética temporada que para ella tiene un nivel de exigencia especialmente alto: “Las mayores van a mil revoluciones más y tengo que estar siempre muy concetrada. En los entrenamientos con mi equipo puedo estar más tranquila y en mi zona de confort, porque sé lo que va a pasar y lo tengo todo controlado. Pero con el primer equipo para nada, tengo que estar siempre muy atenta para no hacerlo mal, porque la intensidad y el ritmo son altísimos”. 

Trayectoria
Hija y sobrina de jugadoras de baloncesto, sus pasos se encaminaron inevitablemente desde bien pequeña hacia el mundo de la canasta. Lo hizo, eso sí, no demasiado convencida de ello. “Cuando empecé hace diez años no me gustaba mucho. Jugaba por hacer algún deporte”, reconoce. Pero entonces se cruzó en su trayectoria deportiva una persona clave, Miguel Maseda, y entonces el baloncesto adquirió una nueva dimensión. Por eso, aunque advierte que ha aprendido mucho de todos los entrenadores que ha tenido, en una jornada tan especial como la de su debut, resultó inevitable acordarse de él: “A pesar de que me reñía mucho y de que a la gente le parecía que nos odiábamos –bromea–, en realidad nos queremos mucho y le estoy muy agradecida. Me enseñó muchas de las cosas que hoy sé de baloncesto, además de grandes valores”

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