El delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada, calificó la gestión del rescate del buque quimiquero “Blue Star” como “un ejemplo de solidez y respuesta” de las administraciones centrales y autonómicas a una emergencia de este tipo.
El representante del ejecutivo de Pedro Sánchez participó ayer en el acto de conmemoración del 25 aniversario del Dispositivo de Tráfico Marítimo de Fisterra, en el municipio de Muxía, donde expuso el último accidente de estas características como una muestra del trabajo coordinado entre las diferentes administraciones. Y es que, pese a ser un operativo dirigido por la empresa holandesa SMIT Salvage –contratada por el armador de la nave bajo un contrato LOF–, el rescate del buque encallado en la costa de Ares supuso la cooperación de técnicos y medios de Salvamento Marítimo, el Ministerio de Fomento, la propia empresa y la fenesa Ardentia Marine.
Firma del contrato
Tras el anuncio de que finalmente será Navantia la encargada de reparar el buque quimiquero, el “Blue Star” permanece amarrado en el muelle de Curuxeiras a la espera del inicio de los trabajos.
Tal y como se había adelantado días atrás, el acuerdo alcanzado entre el grupo naval público y el armador del buque por el momento no pasa de ser una declaración de intenciones, pese a que nada parece indicar que estas vayan a cambiar. Así, el siguiente paso antes de comenzar los trabajos es la firma de un contrato formal por ambas partes, así como solucionar los pertinentes trámites administrativos.
Del mismo modo, hasta completar el informe final de daños se desconoce el alcance de las reparaciones a las que tendrá que hacer frente la factoría ferrolana. Es por ello que, por el momento, no se han adelantado cifras de empleo derivado de los trabajos o cuántos operarios serán necesarios.
El primer análisis, realizado horas después de su rescate en el puerto exterior –y que contó con la participación de varios buzos para comprobar el estado del casco–, reveló numerosas grietas de diferente tamaño –algunas de hasta seis metros de largo–, así como daños en los tanques de lastre y la hélice, aunque ninguno lo suficientemente grave como para poner en riesgo la flotación del buque. A pesar de esto, el armador decidió que la mejor estrategia pasaba por no desplazar el barco, por lo que su traslado a Portugal quedó descartado.