Cada vez queda menor para que el descenso del Somozas ya sea algo matemático. Es algo más o menos asumido por los componentes de la escuadra verdiblanca, que desde hace ya unas cuantas semanas se agarran tanto a la fe como al orgullo propio para creer en el milagro. Pero resultados como la derrota de ayer ante la Mutilvera lo bajan a la realidad y le recuerdan que la temporada que viene su sitio estará en Tercera, el lugar al que va a regresar después de tres temporadas que se han convertido en un sueño para la entidad del municipio más pequeño de Segunda B.
El Somozas recuperó la soltura en el juego de no hace muchos partidos y eso le permitió rondar con cierta facilidad la portería de la escuadra visitante. De hecho su dominio se tradujo en su primer gol cuando no se habían llegado ni a los diez minutos de juego. Fue después de que Keko, en el interior del área, resolviese a través de un disparo cruzado el barullo que la internada de Jaume Vidal había provocado. Este tanto, de hecho, no fue más que el reflejo de la mejor puesta en escena de la escuadra local, que dispuso de otras opciones que estuvieron cerca de tener premio.
Pero entre las señas de identidad del Somozas se encuentra el sufrimiento, al que le abocó que una de las primeras llegadas a la portería contraria de la Mutilvera –por no decir la primera– se convirtiese en gol. Fue un balón suelto en los alrededores del área local que Dani Ederra cruzó hacia la portería local. Ese tanto introdujo el encuentro en una fase un poco insulsa que, sin embargo, desapareció poco antes del descanso, cuando los dos equipos pudieron marcar. El conjunto local, a través de un disparo de Amaro que un defensa despejó debajo de los palos; el cuadro navarro, con una doble ocasión de Etzeider, que primero se encontró con el meta Molina y luego con el larguero para hacer que el partido llegase al descanso con la igualada que se registraba.
descontrol
El paso de los minutos hizo que el punto de control que tenía el encuentro fuese desapareciendo. Así que cada pérdida de balón derivaba en un contraataque, y su consiguiente ocasión, para el contrario. Sin embargo, fue a la hora de resolver cuando los dos contendientes demostraron sus carencias, lo que hizo que el resultado se mantuviese en empate a pesar de los intentos protagonizados por unos y otros.
Pero si a las dificultades que tiene para marcar el Somozas se le une las facilidades que dio en defensa ayer, la derrota era el resultado más lógico. En esta ocasión, un balón en largo del portero visitante encontró la presencia de Eder que, tras superar a un defensa, cruzó la pelota al fondo de las mallas de la portería del Somozas. Fue el tanto que significó una derrota que acerca el fin matemático de la etapa del cuadro verdiblanco en la categoría de bronce nacional.