Ladrillos para levantar un gran muro

Ladrillos para levantar un gran muro
Garrido, despejando una pelota durante el partido disputado frente al Cétiga | jorge meis

Recetas hay muchas, pero para que el Racing se asiente en las primeras posiciones de la clasificación, esa a las que aspira estar de aquí al final de la liga regular, todas pasan porque el equipo que dirige Emilio Larraz gane en solidad defensiva.  

Es cierto que los cuatro goles que le endosó el Somozas en el debut liguero o las tres dianas que fue capaz de hacerle el Céltiga en A Malata adulteran un poco los números, pero lo cierto es que los nueve goles que han encajado los verdes en las seis jornadas disputadas hasta ahora han supuesto un importante lastre.
Un lastre clasificatorio que les impide estar más arriba y que ha hecho que comiencen a rezagarse respecto a algunos rivales directos, pero, sobre todo, un lastre mental. No es que el Racing encaje goles, es que se muestra inseguro atrás. Un círculo vicioso que su técnico ya advirtió que deben romper para acabar con esa ansiedad que atenaza al equipo en algunas fases de los encuentros. 

“Es cierto que la semana pasada ganamos al Silva, que nos llevamos los tres puntos en casa, pero no nos fuimos convencidos porque nos anotaron dos goles que eran remediables”, resume Diego Garrido, uno de los integrantes de la defensa racinguista. Defender es una tarea que el equipo debe hacer en bloque pero, por su posición en el campo, jugadores como el central están en el punto de mira.  
Desde que arrancó la liga y estas carencias se pusieron de manifiesto, mejorar la solidez atrás se ha convertido en el propósito fundamental con el que Emilio Larraz ha programado su trabajo en las últimas semanas. “Estamos haciendo mucho hincapié en eso”, insiste Garrido, consciente de que solo desde el trabajo y la tranquilidad se puede revertir la situación, “estamos poniendo más ladrillos para reforzar ese muro y que esta semana, ante el Paiosaco, seamos más fuertes”. 

La visita a este modesto rival se ha convertido en una nueva prueba de fuego para el Racing, obligado a sacar un resultado positivo para no descolgarse de la cabeza. Un partido trampa pues, aunque sobre el papel las aspiraciones, presupuesto y trayectoria sitúen al cuadro verde como favorito, seis semanas apenas le han valido a los de Larraz para asumir que cada punto que consigan este año se lo van a ganar a base de mucho sufrimiento. Allá donde vayan son el rival a batir, aunque la plantilla prefiere darle la vuelta al planeamiento: “Ellos se toman con más motivación jugar contra el Racing, es algo normal, pero para nosotros debe suponer también una motivación extra”, apunta Garrido. 

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